Buenos registros de visitas en los museos y en las actividades a cubierto

La Voz

VIMIANZO

El castillo de Vimianzo, los Batáns, los faros Vilán y de Fisterra, o la cascada de O Ézaro, entre otros, fueron una meca para los turistas

29 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las en torno a 20.000 personas en la Mostra de Encaixe es la cifra más elevada de visitantes en un punto concreto. No obstante, el resto de museos de la comarca -algunos ampliaron horarios- también despertaron interés, a juzgar por los registros de turistas. El Concello de Vimianzo estrenó la gestión de los Batáns do Mosquetín, en Salto, y las primeras visitas guiadas reunieron nada menos que a 220 personas en cuatro días (ello sin contar las que pudieron acudir por libre). La mayor parte de los visitantes eran de Galicia, aunque también había alguno de Bilbao, Barcelona, Madrid, Asturias y hasta una chica de Kazajistán. La gente se quedó sorprendida del funcionamiento que tuvieron los batanes, casi a modo de industria, y del trabajo que daba hacer una manta.

Siguiendo en Soneira, también el castillo ofreció visitas guiadas e incluso teatralizadas, con Os Quinquilláns: allí, cuenta el guía, Manuel Rial, hubo tiempo para anécdotas, al hilo de la pregunta de un turista acerca de si era verdad que la fortaleza era propiedad y vivienda de residencia del escritor Manuel Rivas. Por el monumento pasaron más de 2.000 personas. El regidor, Manuel Antelo, hace una valoración muy positiva de lo ocurrido en los Batáns. Como deseo de futuro figura poner a funcionar alguno, o los molinos, algo que también demandaron los propios visitantes. Para el castillo trabajan en un plan director con la Diputación, «un plan moi ambicioso nun prazo de catro anos», algo que lo situaría como centro principal del municipio. La Semana Santa también dejó por Soneira un buen momento para la hostelería.

Los faros

Hubo asimismo mucho movimiento en el faro Vilán. Desde la entidad de empresarios, Olga Campos explica que mañana harán públicos los resultados detallados, toda vez que hasta se hicieron encuestas para conocer los perfiles. Sin contabilizar la cifra del domingo, indica Tania Carreira, se rondarían las 3.300 personas. El Jueves Santo fue un abarrote, más que el año pasado -con caos para aparcar-, aunque el viernes no se quedó atrás. Por el dolmen de Dombate pasaron 1.533 personas entre el sábado 19 y el domingo 27, registrándose las cifras más altas el jueves, el viernes y el sábado (en esos días, la mayoría de los visitantes eran gallegos). Algunos de los asistentes recordaron tiempos de antes, cuando el megalito estaba sin proteger. Fueron asimismo las jornadas más álgidas en el ecomuseo Forno do Forte de Buño, donde desde el lunes hasta el domingo se recibieron 554 personas. A diferencia del año pasado, cuando el jueves fue el día más fuerte, según indica Francisco Doval, este lo fue el viernes: «Non está nada mal». El Faro Fisterra y su entorno, como es habitual, volvieron a ser meca de miles de visitas. Desde el lunes a domingo, se contabilizaron unas 7.600, aproximadamente, aunque hubo momentos en los que era imposible llevar la cuenta. Otro punto de atención indiscutible fue la cascada de O Ézaro, donde es imposible dar una cifra de turistas: aun así, sirven de orientación las 3.290 personas que, solo entre el jueves y el domingo, entraron en el Museo da Electricidade que gestiona Neria.

El Museo do Encaixe y el de Man de Camelle, el Fernando Blanco de Cee, el Museo da Pesca de Fisterra, el Museo do Mar de Laxe, las Torres do Allo, el Melga de Ponteceso, el Museo de Arte Contemporánea de Corme o el Bergantiños de Carballo también abrieron sus puertas a los turistas, por lo que las cantidades de visitantes en la zona serían aún mucho mayores. La lluvia tuvo efectos de todo tipo: en el castillo, Os Quinquilláns tuvieron que actuar a cubierto en una sesión, pero, a la vez, en los Batáns, el río lleva una fuerza envidiable.

lo mejor

Entre lo mejor, la disponibilidad de opciones a cubierto, con museos o puntos de interés que ampliaron horario y permitieron redirigir a los turistas, como dice Petrizzo. Fue también positivo el esfuerzo y la lucha contra el tiempo de los organizadores de actos religiosos. El sol salió para la Resurrección de Fisterra, por ejemplo. La buena ocupación merece asimismo reseña.

lo peor

Lo peor de la Semana Santa, según los consultados, fue el modo en que afectó el mal tiempo (o las previsiones). La lluvia impidió la salida de algunas procesiones, acortó otras y obligó a suspender fiestas. También habría que corregir situaciones como las que se dieron el jueves en el Vilán: caos para circular y turistas que dieron la vuelta por no poder aparcar. La entidad de empresarios reclama una solución desde hace tiempo a la autoridad competente.