Los trabajadores de Maceiras se quedan sin opciones de cobrar

VIMIANZO

Los empleados que la compañía tenía en Mauritania fueron los primeros en quejarse públicamente.
Los empleados que la compañía tenía en Mauritania fueron los primeros en quejarse públicamente. casal< / span>

El patrimonio de la empresa resulta ínfimo frente a las deudas

12 abr 2015 . Actualizado a las 16:11 h.

«Como no cobren del FOGASA no van a cobrar». Así de tajante se muestra el administrador concursal de la empresa Maceiras y Esmorís S. L., señalada como epicentro del fraude en las ayudas a la reforestación, y que ahora va a ser liquidada.

El abogado Gerardo Sánchez-Brunete, del despacho compostelano encargado de este proceso, no encontró opción alguna de que la empresa pudiese ser reflotada y buscarle así un mínimo de viabilidad para hacer frente al pago de las deudas, que son muchas y de tipologías distintas.

Hay proveedores, subcontratistas y, sobre todo, empleados, decenas de ellos, que reclaman distintas cantidades, muchos incluso a través de procesos judiciales en los que la parte empresarial hace ya años que no se presenta. Son decenas de personas a las que, según algunas de ellas aseguran, les quedaron a deber nóminas y liquidaciones, por no hablar ya de los complementos salariales y otras ventajas que hacían atractivos los trabajos incluso cuando ya circulaban los rumores de que la compañía no pagaba con regularidad.

Ahora, de lo que en otros momentos fue el corazón del grupo en crecimiento exponencial del vimiancés Manuel Maceiras Hermida, no quedan más que los rescoldos: instalaciones abandonadas, bienes obsoletos y muchos agujeros sin nada con que taparlos.

El principal activo, «porque la maquinaria tenía un valor en uso, ahora no sirve para nada», según explica el letrado son unos solares en Coristanco que van a salir a subasta en el plazo aproximado de un mes. Propiedades que representan una parte ínfima del dinero que hay por pagar, con lo que, aunque se vendan, no llegarán para satisfacer a los acreedores ni de lejos. «Y eso si venden, que si es así, en estos momentos probablemente no lleguen ni a la décima parte de las cantidades en las que estaban valorados», asegura Sánchez-Brunete, que prefiere no dar más detalles hasta que la operación se haya concretado.

Sin embargo, estas explicaciones nunca han convencido a una parte de los trabajadores, mientras que otros ya lo han dado todo por perdido, se buscaron la vida por otro lado y cuentan poco con lo que les pueda pagar Maceiras.

Entre los más perjudicados, porque les pilló al final de este proceso de degradación, acelerado por las detenciones y el proceso judicial contra las empresas y varias personas de la familia, están los obreros desplazados a Mauritania. Llegaron al país norteafricano con importantes promesas económicas para realizar obras de regadíos, plantaciones, viales y otros trabajos; pero algunos de ellos volvieron con varias decenas de miles de euros pendientes de cobro. Entre ellos está uno de los encargados, Jesús Agustín Espasandín, que no se cansa de insistir en que «a maquinaria está alí traballando a nome doutros», como una forma de descapitalizar las empresas y así no hacerle frente a los pagos a los trabajadores.