Los paseos de madera derivan en una ruina funcional y económica

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

PONTECESO

BASILIO BELLO

La caída de una menor en las tablas del puerto revive la polémica política en Muxía

01 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Carballo, Laxe, Fisterra, Camariñas, A Laracha, Vimianzo, Ponteceso, Cee... Prácticamente no hay concello en la comarca que tenga instalado un paseo de madera y no tenga problemas con él. Se colocaron a mansalva durante los últimos dos decenios. En muchos casos quedaron sin todo el mantenimiento que necesitaban o los destrozaron los temporales, con lo que hoy son una ruina funcional y también económica, por el alto coste de reponerlos que deben soportar los concellos y otras administraciones, como la Demarcación de Costas

En Muxía el asunto está de actualidad, a raíz de la caída de una menor, parece que precisamente a consecuencia del mal estado del paseo. El alcalde, Iago Toba, que además es arquitecto técnico de formación, incide en que tanto él como los vecinos están abiertos a que Portos les dé una solución, que pase por incrementar el empedrado o incluso por un pavimento de hormigón pulido o impreso. En lo que incide es en que las Administraciones locales, muy dependientes económicamente, no pueden ir a soluciones constructivas que impliquen mantenimientos inasumibles. «Isto vai por modas e nos últimos anos a combinación de pedra e madeira empregouse para todo, incluso para obra civil, cando hai casos que, na miña opinión, non dá resultado e incluso acaba sendo un perigo, porque aquí hai, ademais, un problema de cotas. Está sobre un taboado cunha diferenza de 30-40 centímetros, polo que se forman ocos», además de otros incidencias como el combado de las tablas que se vuelven obstáculos. A su juicio en la polémica con Portos no hay debate, porque numerosos estudios y reclamaciones demuestran que la competencia, y más con el convenio roto, es autonómica, por más que «o marrón o coma o Concello, porque é a onde van ir reclamar os veciños, como é normal».

Sin embargo, la portavoz del PP, Sandra Vilela, dice que a los vecinos tanto este alcalde como el anterior les toman el pelo mintiendo «de forma tan descarada». Para que el Concello pudiese rescindir de manera unilateral el convenio, por el que le corresponde hacerse cargo del mantenimiento «ten que devolver o dominio público nas condicións en que lle foi entregado en canto o seu estado, uso e protección». En otras palabras, «ten que reparalo antes de que o poida devolver a Portos de Galicia». Recuerda que su grupo ya denunció esta situación en reiteradas ocasiones durante el pasado mandato, gracias a lo cual lograron que «polo menos arranxasen os farois, iso si, despois de argumentar que mentiamos acerca de que era competencia propia, como volve a facer agora». Vilela considera que tanto el alcalde anterior como el actual echan «balóns fóra» al respecto. «Espero que esta actitude sexa froito de que leva pouco tempo no cargo e que cambie para empezar a traballar por Muxía en lugar de limitarse a sentarse no despacho», concluye la concejala.

Los materiales sintéticos tampoco convencen a los especialistas

 

 

La industria ofrece actualmente soluciones de estética similar a la madera pero de componentes sintéticos a base de resinas, plásticos y fibras de madera recicladas. Aparentemente son más resistentes a la degradación ambiental, pero no existe un consenso técnico acerca de esas ventajas. El arquitecto Fernando Eiroa explica que vio su uso en Portugal e «tamén rompen, escachan, aféctalles o sol...», porque él particularmente mientras exista una alternativa natural prefiere emplearla. Incluso apunta otra circunstancia como es la de la reversibilidad. Pone el ejemplo de un entorno natural, caso de Mar de Fóra en Fisterra. El hecho de que las pasarelas acaben deteriorándose, también permite que un futuro, si así se decide, el entorno recupere todo su estado natural. De hecho, y cita las dunas de Corrubedo, la tendencia va al impacto mínimo: señalizar con postes la zona por la que se puede caminar y nada más.

José Carlos Leis: «É un material agradable, que queda moi ben, pero sen mantemento é un desastre»

 

 

El arquitecto ceense José Carlos Leis, se muestra, de entrada, «partidario doutro tipo de materiais, porque a madeira é un material agradable, queda moi ben, pero, se non hai un mantemento como debe habelo, é un desastre».

Es más, el técnico considera que se abusa de este tipo de soluciones porque están de moda y, muchas veces, se emplea más como una alternativa estética, que realmente funcional. Admite que hay lugares donde sí se hace necesaria una intervención de este tipo, porque, por los motivos que sea, se precisa una pasarela u otro tipo de estructura para ofrecer un determinado servicio. Sin embargo, también ve que en otros casos se podría haber cubierto esa necesidad sin apenas intervenir, «porque require un mantemento grande», que resulta caro y ahora, cuando se empiezan a acusar los deterioros, aparte de las facturas, ni siquiera se cumplen las funciones de accesibilidad previstas, porque muchas veces la propia seguridad depende de que estos paseos estén atendidos.

Fernando Eiroa: «Creo que todos apostamos por intervir da maneira menos invasora sobre o que hai»

 

 

Fernando Eiroa conoce el material, pero reconoce que no es un experto, porque sus obras arquitectónicas con madera fueron más bien para instalaciones temporales, que no dependen de la durabilidad. Sí sabe de problemas al respecto existentes en la zona, donde estas soluciones se emplearon de manera generalizada «por un tema ambiental, xa que ao tratarse dun material natural causa menos impacto que, por exemplo, o formigón». Eso sí, de lo que está radicalmente en contra es del abuso. «Creo que todos os arquitectos apostamos por intervir o menos posible e da maneira menos invasora sobre o que hai. Onde toda a vida houbo un camiño de terra ao mellor chega con botar terra e compactala, non fai falta unha pasarela», señala el arquitecto, quien también añade, que en los lugares en los que se hace necesaria una infraestructura muchas veces depende más de decisiones políticas que técnicas. «Ao mellor non todos podemos chegar a todos os lugares», apunta y cita el caso del Everest.