Cada vez son más los que cobran por vivir en el medio rural

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

PONTECESO

Basilio Bello

Las solicitudes para las ayudas a pequeñas explotaciones se han multiplicado

01 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las oficinas agrarias de Carballo, Baio y Ponteceso han recibido una veintena de solicitudes para las ayudas de la Xunta para pequeñas explotaciones. Se trata de un único pago de unos 15.000 euros que tiene como principal finalidad fijar población en el medio rural. Son para personas que no viven de sus granjas, que están jubiladas o tienen otros empleos, pero que trabajan la tierra o cuidan animales como segunda actividad.

Se concedieron por primera vez en el 2016 y desde entonces la demanda ha crecido notablemente, a pesar de que son las grandes desconocidas entre las subvenciones destinadas a apoyar el sector agropecuario gallego.

En el ámbito de actuación de la oficina carballesa la demanda se ha multiplicado y este año son 17 los solicitantes, uno de ellos de Arteixo. Hay mucho menos interés en Soneira, donde son solo dos y casi nada en Fisterra, con una sola.

En marzo volverán a salir y probablemente habrá más interesados, puesto que no es necesario presentar ninguna factura, solo demostrar que la explotación ha tenido algún tipo de mejora. Juan Carlos Lauroba, técnico de la oficina de Baio, cree que se presentaron más peticiones, pero que no salieron adelante porque no estaba debidamente cumplimentadas. «Moita xente utiliza a sede electrónica, que é moi cómoda, pero é necesario presentar un plan empresarial viable, polo que é preciso ter o asesoramente dos técnicos. É mellor ir polas oficinas», explicó.

A pesar de todo, los requisitos son muy pocos. Hay que demostrar que la granja supone entre el 15 y el 35 % de la renta de referencia y que el beneficiario seguirá su labor al menos cinco años, que son casi seis si se tiene en cuenta el tiempo de espera. Para los técnicos se trata de un modo de pagar por vivir en el medio rural, de evitar la despoblación con cargo al Feder.

Ninguna familia vive de estas explotaciones, que suelen ser huertas o para la cría de vacas de carne, con media docena de cabezas como máximo. Son actividades que suponen una ayuda a la renta principal.

La incorporación de menores de 41 años también va a más en la comarca

Aunque en lenguaje coloquial se conoce como incorporación de jóvenes, en realidad se trata de una ayuda para menores de 41 años, con lo que la edad es muy variable. De todos modos, al hablar del trabajo en la agricultura o la ganadería, cuatro décadas no son tantas. También estas subvenciones van a más, sobre todo en la comarca de Bergantiños, donde el año pasado aprobaron tres y ahora se han solicitado once. Sin embargo, también se trata de una de las líneas de ayuda en la que se detectan más renuncias, aunque los técnicos de las oficinas agrarias de la zona no son capaces de explicar el motivo.

En la zona correspondiente al equipo de Baio se han registrado cinco demandas de este tipo, el mismo número que en Corcubión por lo que, en teoría, una veintena de personas están dispuestas a hacerse cargo de granjas que están funcionando, lo que garantiza el relevo generacional y, en la mayor parte de los casos, escolares que podrían mantener abiertas las tradicionales unitarias o pequeños colegios.