«La gente dice que soy un hombre del Renacimiento, las artes brotan en mí»

Marta López CARBALLO / A VOZ

PONTECESO

Laura Rodríguez

Carlos Blanco, etnomusicólogo e investigador uruguayo con raíces en Ponteceso, posee una de las colecciones de instrumentos étnicos más importantes del planeta

10 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Al uruguayo Carlos Blanco le gusta decir que nació «en la primera mitad del siglo XX». Es un coqueto, aunque al mismo tiempo no tiene miedo a decir su edad, 72, porque todavía se siente una persona «joven».

Nació en Montevideo y, aunque afincado en Alicante, tiene hondas raíces en la Costa da Morte, pues sus abuelos paternos «emigraron hace más de cien años» desde dos parroquias de Ponteceso: Tella y Brantuas. Precisamente en Brantuas pasó los últimos días, en parte para visitar a la familia, y en parte también por trabajo, pues estuvo filmando el videoclip de su tema Gallego, que compuso en honor a sus raíces gallegas y a la emigración de sus ancestros. «Será de gran emoción», reconoce.

Es también un reputado etnomusicólogo e investigador cuya colección instrumental, recopilada durante toda su vida, se compone de 4.500 piezas de 150 países de los cinco continentes. Además, fue propuesto como candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Artes en dos ocasiones -2006 y 2009- llegando a ser finalista en esta última gracias al aval de 30 naciones.

«Mi vida es una continua ebullición», confiesa entre risas.

-Llegó a tener tres museos...

-Pues sí. Uno lo cerraron por motivos ajenos a mí, pero los otros dos siguen abiertos en el sur: uno en Alicante y otro en Murcia. Este último está considerado de los más importantes del mundo. Aunque en realidad dos tercios de mi colección la tengo guardada en almacenes. De hecho me gustaría poder legar parte de mi obra a la tierra de mis antepasados, A Coruña, no sé si en la capital o en algún otro lugar, pero me encantaría.

-¿Le queda algún país del globo en el que no haya puesto el pie?

-He estado en los cinco continentes y he visto una parte importante del planeta, aunque no todo. Sí conozco todas las culturas. Ha sido una vida movidilla.

-¿De dónde viene su inquietud por la música como un vínculo antropológico de comunicación?

-Nací en un país, que es Uruguay, el más pequeño de América del Sur, que carece de población indígena y en donde todos los instrumentos que escuchábamos eran de origen europeo: acordeón, violín, guitarra, piano... Solamente hay un tambor, el tamboril, que es oriundo de esa zona. Entonces comencé a viajar por el mundo y descubrí infinidad de instrumentos muy interesantes, de ahí mi inquietud por este aspecto, y de ahí que comenzara a estudiarlos, catalogarlos y aprender a fabricarlos y tocarlos. No tengo estudios terciarios (superiores), pero sí una formación en la universidad de la vida, de la experiencia, que es la que se plasma en los libros del futuro.

-¿Cuántos toca?

-Tengo una colección de unas 4.500 piezas, que he conseguido en parte gracias al mecenazgo de infinidad de países, que me hicieron donaciones multimillonarias de instrumentos. Los sé hacer sonar a todos, pero ello no implica que los sepa tocar. Me manejo en unos sesenta instrumentos de cuerda, viento y percusión. También he inventado muchos, más de cien, y en los que incluso empleo la energía de los cuatro elementos para hacerlos sonar. Buena parte están expuestos en el museo de Murcia.

-Una vida muy ligada a la música.

-A las artes, en general. La gente dice que soy una persona del Renacimiento: escribo, dibujo, invento... Las artes brotan en mí.

-Guarda, además, una estrecha relación con el legado musical de Leonardo Da Vinci.

-Muy poca gente sabe que era músico. Pero Leonardo, que ha sido el hombre más genial que ha existido en la historia de la humanidad, por lo menos bajo mi punto de vista, apenas desarrollaba sus ideas, por lo que ha sido casi imposible reproducirlas. Yo creo que he sido la primera persona en empezar a hacerlo con varios de sus bocetos.

-¿Algún proyecto que se le haya quedado en el tintero?

-Hace muchísimos años que tengo un diseño que hace música con las mareas. Siempre he soñado en hacerlo aquí, en homenaje al mar y a los voluntarios que ayudaron en el Prestige.