Además, el trabajo no termina ahí, sino que las bacterias siguen haciendo su función una vez aplicadas en la tierra, enriqueciéndola y mejorando los cultivos. En este sentido, José Manuel Gil ha notado una notable mejoría en sus forrajes en estos casi cinco años que lleva haciendo uso del producto. «Probei moitas cousas, pero ningunha con esta eficacia. O que me sorprende é que centros de referencia, como o de Mabegondo, non o teñan no seu currículo», incide José Manuel Gil, que observa ahora un purín cremoso, en el que no se forman costras y que es infinitamente más aprovechable que antes. Coincide, en este sentido, Marcos Torrado, que lleva cerca de un año usándolo en su explotación de Anos (Cabana): «Vemos que os nosos cultivos son mellores que o do veciño e que aguantan máis tempo verdes, e non é porque nós obremos milagres, ¡senón porque algo bo debe facer!».
«Aos que veñen da Coruña síguelles cheirando, pero os nosos veciños din que o notan»
Este cóctel de microorganismos se aplica en los pasillos del establo de forma diaria pero, para facilitar el trabajo a los ganaderos, estos han optado por instalar un sistema de riego automatizado. En el caso de la granja Pose Gil, es aplicado tres veces al día durante exactamente un minuto. Torrado, por su parte, indica que necesita apenas una sesión al día, a primera hora de la mañana. «Un día falo manualmente, dous tamén, pero ao terceiro seguramente te esquezas, así que desta maneira despreocúpaste».