Axi Muniain, surfista que recorre el mundo en busca de olas extremas, persigue surfear en Corme en medio del temporal y, entre tanto, disfruta de la comarca
13 feb 2018 . Actualizado a las 08:26 h.Está entre los mejores del mundo buscando y cabalgando olas gigantes. De hecho hay varios retos a nivel global que solo ha logrado él, pero el surfista vasco Axi Muniain (Zarautz, 1982) mantiene una humildad y una cercanía en el trato superior incluso a su talla deportiva. Durante estos días de expedición por la Costa da Morte, de la mano de APTCM, no dudó en hacer un alto en el camino para hablar maravillas de la comarca, sus playas y, sobre todo, sus olas.
Llegó con un colega, el también multipremiado Sebastian Steudtner, que ya ha emprendido el camino de regreso porque vuela hoy a su Alemania natal. El objetivo central es cazar, aprovechando el temporal que se avecina, la gigantesca ola de Corme, aunque ayer estaban por Lires, donde se alojan, y se acercaron también a Nemiña.
«Las condiciones más propicias empiezan mañana y vamos a intentar darle caza. La ola de Corme, como todas las que dependen de temporales, cambia de un momento a otro. Mutan de una manera muy brusca e inesperada. A diferencia de Nazaré, por ejemplo, que se produce por un cruce de líneas, aquí son agujas o losas graníticas que tienen un calado muy profundo en su entorno y dan lugar a un auténtico espectáculo», señala el especialista, que tiene un trabajo que mucho más allá de surfear olas. Implica conocimiento del mar, investigación y mucha, mucha paciencia. «Lo difícil es el conocer, sobre todo olas nuevas que requieren de temporales. Todos estos años de investigación suponen un esfuerzo técnico, económico y surfista. En ocasiones tienen que sacrificar esa marejada e investigar, ponerte el casco de espeleólogo y bajar a la cueva», detalla.
Solo tiene buenas palabras para el litoral gallego y particularmente el de la Costa da Morte porque «hay posibilidades en cada rincón. Galicia ofrece un abanico de opciones enorme: playas internas, vientos terrales, olas peinadas... un sinfín de ellas». De hecho siempre está en sus planes para cuando puede hacer una escapada de otros destinos. «Este invierno he estado en Oregón, San Francisco, Hawái, el País Vasco... He decidido priorizar Nazaré y ahora estoy viviendo allí pero sin descartar Galicia», añade el campeón vasco, que se llevó el susto de su vida y a punto estuvo de perderla este año, precisamente en esta mítica playa portuguesa. «Estar cerca de un final trágico me ha hecho volver todavía más preparado. Quieras o no es un arduo trabajo para gestionar esa experiencia y que no afloren esos pensamientos que están en el cajón que no quieres abrir y menos en plena faena», reconoce.
Aún acostumbrado a alcanzar tanto a nado como remolcado por una moto de agua, que es como consiguen en muchas ocasiones domar estos gigantes del mar en situaciones en las que el común de los mortales no deberían ni acercarse a la playa, vio la muerte muy de cerca. Todo quedó en un tremendo susto, con algunas lesiones en el bazo, intestinos y escuchando como se removía cada una de sus vértebras, pero su temple, sumergido, casi si aire y con el mar enterrándolo en el fondo le permitió sobrevivir y ahora disfrutar de la Costa da Morte.