«Soy gallego de adopción y devoción»

Sofía Caamaño / S. G. CARBALLO / LA VOZ

PONTECESO

El autor vallisoletano presentó «La primera meiga» recientemente en Ponteceso.

15 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Juan Prieto (1966) nació en Valladolid, pero cuando habla de Galicia y de los gallegos lo hace en primera persona. Se estrenó en Galicia cuando tenía 20 años porque la novia de uno de sus amigos era de aquí y se enamoró de la Comunidad. En cuanto tuvo la oportunidad laboral de venirse a vivir, no lo dudó. Buscaba una ciudad pequeña y cuando estaba en esas, descubrió Pontevedra. En los últimos tiempos ha publicado su primera novela, La primera Meiga, que mezcla realidad y ficción a través de la historia de María Soliño, la primera mujer acusada de brujería en Galicia. Hace poco presentó su libro en Ponteceso

-¿Qué es lo que más le gustó de Galicia la primera vez que vino?

-La magia de la gente, aquí las personas son mucho más extrovertidas que en Castilla. También las noches de Santiago, la lluvia...En Castilla llueve muy poco. Me gusta este orvallo que tenemos que al final te acaba empapando.

-¿Se siente gallego?

- Sí, de adopción, de devoción... Intenta explicarle a un castellano lo que es enxebre. Es imposible. Solo los gallegos lo saben, y yo lo sé.

- «La primera meiga» es su primer libro. ¿Siempre tuvo la inquietud de escribir?

- Llevo escribiendo desde los 15 años. Cuando tenía 24 o 25 quemé todo lo que había escrito hasta el momento. No me gustaba, no sabía lo que quería. Aún así algunos compañeros míos tienen algún texto que había hecho por aquella época. De hecho, esta no es mi primera novela. Ya había escrito otra, pero nunca se publicó.

-¿Cómo se le ocurrió la idea para la novela?

- En el año 90 hice un vídeo para una agencia de publicidad sobre la queimada. A María Soliño se le atribuye el conjuro de este brebaje y cuando conocí su historia me enamoré y me dije a mi mismo que algún día seguiría escribiendo sobre ella. Hace 4 años me encontraba en el momento vital clave para escribir y así fue. A través de la historia que narro quería hacer llegar, subliminalmente, nuestra idiosincrasia.. Cómo nos enfrentamos a la muerte, cómo nos enfrentamos a los mitos.... Creo que conseguí lo que me proponía. Al menos eso es lo que me dicen mis lectores. En lo referente a la parte histórica no tuve que investigar mucho porque me lo dieron todo prácticamente rodado. En el proceso de encontrar a los protagonistas y de investigar sobre los mitos sí que tuve que bucear mucho más para que no hubiera cosas que chirriasen.

-¿Cuál es ese momento vital clave?

- Pues tenía un trabajo a media jornada y la otra media la dedicaba a escribir. Fue como una vía de escape de algunos problemas, como una terapia.

-¿ Por qué decidió contextualizar la novela en el Camiño de Santiago, el portugués?

-Muy sencillo. La historia original se desarrolla en Cangas y necesitaba un recorrido para desviar a la protagonista a Santiago. También acaba por hacer un rodeo por otras zonas de Galicia que me parecían fundamentales incluir. Se forma una especie de triángulo. Un triángulo mágico. Mis lectores me dicen que enlacé todo muy bien.

- La novela está teniendo muy buena acogida, ya va por la segunda edición. ¿Se esperaba este éxito?

- No, no me lo esperaba para nada. Ha sido un premio, un regalo. Ahora toca asimilarlo. Ya estoy escribiendo la segunda parte que, si todo sigue lo previsto, se publicará a finales de octubre.

-¿Y planes de futuro?

- Pretendo seguir escribiendo. Además de hacer la novela, también la distribuyo y me ocupo de su presentación, eso da mucho trabajo. Además de esta segunda, ya hay en vistas una tercera. Me gustaría compaginar esto con algún trabajo de edición. Ya he recibido alguna que otra oferta.

-¿Puede un foráneo sentir morriña?

- Si. Yo cuando me voy fuera no tengo morriña porque sé que voy a volver. Creo que la morriña viene cuando estás fuera y no sabes cuando vas a regresar. El corazón manda por encima de otras cosas. Por ahí me llaman el gallego. Aquí la gente nota mi acento de fuera, pero cuando voy a Castilla me dicen que tengo acento de aquí.