«Yo en Baio me sentí como en mi casa»

Carolina Núñez Andrade, X. A. CARBALLO / LA VOZ

PONTECESO

ana garcía

Tras cuarenta y cinco años en la parroquia de Baio, ha dejado sus funciones eclesiásticas. Guarda muchos recuerdos de su tiempo de sacerdocio en la comarca

16 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El cura de Baio, Francisco Espasandín, conocido por mucha gente joven de la zona por haber sido profesor de religión en el instituto Maximino Romero de Lema, cuelga la sotana. El arzobispo, Julián Barrio, acaba de concederle la dispensa de sus funciones pastorales. Su vocación de clérigo comenzó en San Matiño de Meanos (Zas), cuando sus padres, su profesora y el párroco de aquel entonces, Juan Conde Trillo, lo animaron a ingresar en el Seminario Menor en Santiago. Allí estudió «siempre pagado con becas»: «Cuando iba para el curso pedía a mi padre que me diera el dinero para el primer trimestre y al final del curso le devolvía todo», recuerda.

Su primera misa la ofició en Meanos y fue destinado, por primera vez, a Pontedeume, en el Colegio Luís Vives. «Muchos profesores estuvieron conmigo y me ayudaron en el cuidado de los chavales», explica sobre los años que trabajó allí. Más tarde, el vicario le ofreció la parroquia de Baio: en un primer momento le infundió respeto. Aunque al final las circunstancias lo llevaron a este pueblo soneirán, «y yo ahora seguiría», precisa el sacerdote, pero después de los últimos achaques no se sentía «responsable ni capacitado». Ahora, tras la dispensa del arzobispo ya se siente un poco más liberado. En las últimas fiestas de Baio solo acudió a alguna misa que le pidieron.

Años de trabajo

Aun así, no deja de todo la casulla: «Al vicario que vino a mi casa un día, le dije que si el arzobispo lo permite, seguiré aquí dando alguna misa». En Baio hay dos iglesias. La nueva la promovió el mismo en los años ochenta. Cree que son muchos feligreses a los que se debe después de tantos años de trabajo. Cuando se creó el instituto en Baio, Francisco dio clases de religión, hasta que se jubiló de la docencia. «Lógicamente todos los jóvenes de aquí del entorno me conocen -justifica-: no, solo los de Baio, sino los de Ponteceso o incluso los de mi parroquia natal, Meanos».

Por esto, la comisión de fiestas de San Cristovo le brindó un recordatorio agradeciendo su presencia durante estos años. No obstante, confiesa riéndose, él les había rogado que no le hicieran nada. Aun así, en este momento emotivo, tuvo palabras para todos los presentes: «Yo en Baio me sentí como en mi casa», dice sinceramente, volviendo a sonreír. En el fondo son tantos años que ni siquiera los vecinos se acostumbran sin él.

Además, no soló se encargó de Baio: tras la muerte de los curas de Bamiro y Lamas también se ocupó de estas parroquias. «Sin olvidar el colegio, las catequesis, comuniones, confirmaciones -se ríe al rememorar- pero bueno, yo pude con todo, Dios me dio fuerzas», explica.

Maximino y Uxío

Muchos veranos compartió altar con Maximino Romero de Lema, natural de Baio y arzobispo en Roma, como Secretario de la Congregación del Clero. Y no puede olvidar a Uxío Romero Pose, que terminó siendo obispo auxiliar de Madrid con Antonio María Rouco Varela y era todavía un joven seminarista de la parroquia cuando él estaba llegando a sacerdote. «El pobre murió hace unos seis o siete años, fuimos a la consagración cuando se ordenó obispo. Fue un intimo amigo», explica emocionado evocando la suerte que tuvo de conocerlo. «Además, ahora está introducida la causa de su beatificación en Roma», relata orgulloso: por el momento el proceso esta paralizado.

Los dos obispos tuvieron muy buena relación con el párroco Francisco y compartieron mesa muchas veces. El sacerdote recuerda sorprendido un viaje a Madrid en el que paró por Castilla a comprar unas botellas de vino. Él pensaba en llegar a la fiesta y, cuando llegó, Maximino Romero de Lema le dijo: «Elegiste el vino, eh, amigo, elegiste el vino», relata entre risas.

Al pensar en el pasado dice: «Con 75 anos aínda son un neno». Ríe. El cura afable, conocido en toda la comarca por sus cánticos en las iglesias, anda ahora más relajado después de haber superado momentos de salud complicados.