«Xa hai tempo que escribo moito, pero gardaba todo en caixas»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

PONTECESO

Escritora oriunda de Cabana y residente en Fráncfort (Alemania), acaba de publicar el libro «Cuentos pequeños para gente menuda», ya agotado

02 jun 2016 . Actualizado a las 10:25 h.

La vida de Alejandra Plaza Rodríguez (1975) está marcada por la emigración, como la de miles de vecinos de la Costa da Morte. Su madre es de Neaño (Cesullas-Cabana), y su padre, de Cáceres. A los 4 años emigró a Barcelona, aunque regresaría a casa, y en el colegio de As Revoltas realizó parte de sus estudios. No tardaría mucho en volver a emigrar: en 1996 se fue a Gibraltar; después, a Suiza, y desde hace casi 8 años (los cumplirá el mes que viene) en Fráncfort, Alemania. «E no futuro, xa veremos», explicaba ayer, desde la ciudad que es uno de los centros financieros y aeroportuarios de Europa.

Alejandra ha estado muy involucrada en el mundo del asociacionismo vinculado a la emigración. Hasta hace muy poco formaba parte del Centro Galego de Fráncfort y, sobre todo, era miembro de la Comisión Delegada das Comunidades Galegas no Exterior, como responsable para Europa. Fue elegida para un mandato de tres años, que ya terminó, y ahora, por motivos personales, ha dejado un poco de lado todo, momentáneamente, este mundo asociativo. Desde su encargo se ocupó sobre todo de incentivar la presencia de jóvenes y mujeres en los órganos de representación de Galicia en el exterior.

Unos campos quedan un poco de lado, pero otros se potencian, y ahí entra su vena literaria. Acaba de publicar Cuentos pequeños para gente menuda, en la editorial Círculo Rojo (http://editorialcirculorojo.com/). Un proyecto que se venía gestando, de manera latente, desde hace años. «Xa hai tempo que escribo moito, pero gardaba todo en caixas. Xurdía nas viaxes en coche que faciamos a España. Case como un xogo, para que os rapaces conservasen o castelán. Dicíalles: ?Dádeme tres palabras e invento un conto?. E así foron aparecendo historias. Pero estaban aí, gardadas», explica. Esos chavales ya están en la adolescencia o más allá: Aitor, de 18 años, y Nerea, de 16. Cada uno de ellos tiene un texto dedicado.

Pero hace un par de años, durante un determinado período de tiempo en el que estuvo enferma, se decidió a desempolvarlos y actualizarlos. No solo se encargó de la escritura, sino que hizo los bocetos de los dibujos a los que una ilustradora amiga acabaría por darle la forma definitiva. «Son moi activa», señala.

El libro recopila «contos, relatos curtos». Dos de ellos, basados en hechos reales: La tortuga Raúl y Un congelador lleno de besos. Hace dos semanas se puso a la venta. «En tres días, a primeira edición xa estaba vendida», explica. La segunda llegará a las tiendas dentro de muy poco, pero también está preparando la segunda parte. En tiendas de El Corte Inglés o de la FNAC podrá adquirirse o solicitarse. También en numerosas librerías de toda España. En la comarca, en A tenda dos libros, de Ponteceso, o en Brañas, de Carballo. En julio vendrá de vacaciones. Ya le han programado varias presentaciones. No solo en España: también en el País Vasco o en Bélgica. 

Más allá de las cuestiones literarias, Plaza, ya veterana residente en Alemania, confiesa que la vida en este país no es sencilla. Ni mucho menos como se pinta en algunos medios nacionales o en algunos estereotipos. «Está ben o que ten traballo, o que domina a lingua, os que están desprazados polas súas empresas e xa van cunhas determinadas condicións. Pero a xente que chega sen nada, nova, sen coñecer, non o ten nada fácil», explica.