Fabián Gómez: «O traballo e o fútbol non me quitan de ir de festa, encántame o baile»

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

MUXÍA

BASILIO BELLO

LA CANTERA DEL TALENTO | Este muxián de Suxo trabaja en una de las granjas punteras de la Costa da Morte

02 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

A Fabián Gómez Graíño (Muxía, 1996) le tocaba trabajar ayer, pero los juveniles del Soneira, a los que entrena, tenían que jugar en Ponteceso, por lo que le adaptaron el horario del encuentro para que pudiera estar a tiempo en Suxo a la hora del ordeño. Su día a día es así, ordenado para poder llegar a todo, que no es poco.

Trabaja en Os Corraliños, una explotación puntera, nacida en el 2009 de la unión de tres familias y que emplea a seis personas. Vive en Vimianzo de forma temporal porque su intención es volver a Suxo, pero no a cualquier sitio. Está recuperando la que fue vivienda de su bisabuelo, José Gómez, O Castaño. Donó esa construcción para ser escuela y allí aprendieron las primeras letras muchos niños mientras él y su familia vivían de alquiler en una construcción cercana. El colegio se cambió al que fue teleclub y allí fue donde Fabián comenzó su formación. Se formó en Muxía y en Fonteboa, donde había de acabar porque él siempre tuvo claro que quería continuar con el negocio paterno.

Su llegada al centro coristanqués se adelantó, sin embargo. Tuvo que repetir cuarto de la ESO porque no pudo presentarse a los exámenes finales. El 3 de junio cuando jugaba con el Dumbría sufrió un terrible accidente en O Conco. Todos los que estaban allí lo recordarán. Era apenas un cadete y se llevó tal golpe en la cabeza contra una zona de cemento que empezó a convulsionar. Tardó 9 meses en recuperarse y aunque en septiembre aprobó tres asignaturas le quedaron otras tantas.

Volvió al jugar en cuanto pudo porque es de los que creen que no hay que tener miedo. Fue incorporándose poco a poco, recibiendo todo tipo de homenajes hasta que añadió un problema en la cadera y el médico determinó que jugar se había acabado. Tras una operación para sellarle tres vértebras abandonó la práctica del balompié a los 18 años. Siguió como delegado del Dumbría y se hizo entrenador. Ahora está con los juveniles del Soneira, haciendo frente a una edad difícil, aunque sin miedo. «O máis importante é conseguir que te teñan respecto e que saiban que poden confiar en ti, que vexan que lles prestas atención e que sabes o que lles pasa», explica.

A todo lo que hace todos los días se añaden muchas otras actividades, pero dice que tiene tiempo para todo. «O traballo e o fútbol non quitan de ir de festa, encántame o baile», dice. Así conoció a su pareja. Fue a clases, pero tuvo que dejarlas por la espalda, pero le da al merengue, la bachata y la cumbia. «As mulleres gústalles e non hai quen as saque. O que sabe bailar fai o que quere», dice.

Las orquestas las pone él. Es presidente de la comisión de fiestas de Suxo, donde han actuado desde la París hasta el Combo. Para eso recorre los bares en busca de dinero para la fiesta. Dice que son generosos.

En un tiempo me veo...

«Eu son gandeiro, non me gusta a agricultura nin son maquinista. Se un animal está ben coidado dará a conta a fin de mes. Véxome na granxa e co fútbol»