«En Noia plantamos los primeros kiwis de toda Galicia, con tres plantas traídas desde Francia»
Antes de volver a Muxía como párroco, Manuel Liñeiro estuvo en Santa María de Roo, en Noia. Ahí lo mandó el cardenal Suquía. Entre las actividades que realizaba con los vecinos estaban trabajos en el campo, pruebas. «Plantamos los primeros kiwis de toda Galicia, con tres plantas traídas desde Francia», recuerda. Le siguen tirando mucho los frutales y cuando tiene algo de tiempo libre se va hasta la casa familiar de Moraime, donde tiene plantados varios árboles. La propietaria es una de sus sobrinas, que vive en Cádiz, cuya parte nueva le gustó. Allí pasó las dos únicas vacaciones que ha tenido en su vida, dos semanas de cada vez. Dice que tiene mucho que hacer, sigue oficiando todos los sacramentos en el santuario y en las parroquias que lleva y recuerda la gran distancia que hay hasta Touriñán. Además, la Barca no para de recibir visitas y «hay que atenderlas». Cada día llegan autobuses y cada vez está más lleno de peregrinos.
Camino de tierra
Recuerda que cuando volvió a su tierra para hacerse cargo de la parroquia del casco urbano al santuario había solo un camino de tierra, absolutamente insuficiente para la cantidad de gente que acude hoy. «La Barca es la perla de oro de la Costa da Morte, donde vienen peregrinos, hay bautismos e incluso se celebran matrimonios de gente de fuera de España», recuerda.