Una avalancha de donativos permitirá finalmente recuperar el programa lúdico después de que el pleno rechazase una subvención de 10.000 euros. En el municipio no se habló ayer de otra cosa
09 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Finalmente, y si nada lo impide de aquí a mañana, habrá Festas da Barca en Muxía.
Y será posible, indican desde la comisión organizadora, gracias a una «avalancha de doazóns e xestos altruístas» originados tras el rechazo plenario a una subvención de 10.000 euros con la que se iban a financiar los festejos. Incluso aseguran que «fogueteiros, músicos e demais artistas participantes queren aportar parte dos seus honorarios para desbloquear a situación».
Medio centenar de voluntarios de Protección Civil de toda la provincia colaborarán en un dispositivo especial para garantizar la seguridad mientras dure la verbena. Las actuaciones se harán en puntos diferenciados para evitar aglomeraciones y la procesión, que será el domingo tras la misa de la una, llegará solo hasta el puerto. El uso de la mascarilla será obligatorio.
Polémica
Antes de conocerse la noticia, en Muxía no se hablaba ayer de otra cosa que no fuese la cancelación de las festividades. Y no tanto por si sería o no conveniente celebrarlas en el actual contexto sanitario, sino por la soberana decepción que la mayor parte del pueblo muxián mostró con la actuación de sus políticos y con la utilización partidista de una fiesta con tanto arraigo y significado para la villa.
«Son todo estratexias políticas», opina la artesana Mari Carmen Barrientos, que lamenta que determinadas guerras salgan del salón de plenos y salpiquen algo como la romería da Barca. Similar parecer tiene la percebeira María del Mar Campos, que observa una «crispación» en el ambiente, una división entre los vecinos que, a su modo de ver, es «avivada» por ciertos sectores. «Creo que hai cousas coas que non se debería xogar. Está todo moi revolto e creo que teñen que cambiar as cousas para que volva algo de paz», añade.
Una especie de telón de acero se yergue sobre Muxía. Se percibe por la calle, en los plenos, en las redes sociales. El comunicado en el que la comisión de fiestas anunciaba la cancelación de las actividades lúdicas enseguida recibió un aluvión de comentarios en los que la palabra «vergoña» era de las más repetidas. Vergüenza, decían los muxiáns, por cancelar «a tres días da festa», por «xogar con nós», por la conversión de la política local en una especie de «Sálvame» y por «xogar coa economía» y con la imagen pública de Muxía.
Hosteleros y autónomos no estaban ayer precisamente contentos y en este sentido se pronunció Suso Lema, presidente de la asociación de turismo rural Muxía Natural. «Creo que hai que ter tacto cando se toman decisións políticas que afecten á Barca, porque é a esperanza de tódolos muxiáns e é fonte de negocio para a hostalaría. [Esta romaría] é un referente publicitario para a vila, un reclamo moi importante. O que está claro é que o que sempre funciona é a comunicación, o diálogo. Cando se anda cada un polo seu lado, o prexudicado sempre é o pobo», resalta.
Crispación política aparte, las opiniones sobre si el contexto sanitario es el adecuado para celebrar la fiesta son dispares, si bien es cierto que la programación que ha diseñado la comisión es muy descafeinada, apenas con pasacalles y pirotecnia.
Hay quienes opinan que, después de todo lo vivido, ningún daño harían un par de charangas animando el pueblo: «Aínda que sexa para velo desde a ventá, á xente gústalle porque libera algo de tensión. Neses dous días, é como se revivises», sostiene la percebeira María del Mar Campos. Aunque también los hay que piensan que la programación hará un «efecto chamada» que puede derivar en botellones. «Xa houbo xente que chamou para saber se se podía acampar», indica el también percebeiro Víctor Haz. Él es de la opinión de que la salud ha de estar siempre por delante y de que «haberá máis Barcas», aunque confesaba ayer que tenía un sentimiento «agridoce».
Plano político
En el plano político continuó el cruce de acusaciones. La comisión de fiestas habló el martes de «falta de respecto institucional» después de que el voto del PP y de dos concejales no adscritos sirviese para retirarles la subvención. Los populares, por su parte, contestaron asegurando que «ninguén votou en contra da realización das festas da Barca» y que la entidad debería haberse asegurado la financiación antes de «poñerse a contratar». También acusaron a su «rival» de utilizar las fiestas patronales para hacer «un ataque político» y lamentaron «que a comisión se preste a este xogo».
Para el alcalde, sin embargo, han sido los populares y los no adscritos los que han utilizado a la romería de forma partidista. «A xente de Muxía está rebotadísima», decía Iago Toba antes de conocerse que la organización reactivaba los festejos. El regidor refrendó el trabajo de la comisión, que «consultou coas autoridades sanitarias» cada paso que han ido dando, y desmintió que tenga poder de manipulación sobre dicha entidad.