Muxía llora la pérdida de O Carnesán, salvador de la danza de espadas de Quintáns

La Voz CARBALLO / LA VOZ

MUXÍA

CEDIDA

José Blanco Méndez prometió en su día a San Isidro que, de curarse de una enfermedad, recuperaría este tradicional baile. Así lo hizo

02 feb 2021 . Actualizado a las 21:03 h.

Prometió a San Isidro que, si se curaba de una grave enfermedad en la garganta, recuperaría la danza de espadas de Quintáns. Así lo hizo, y si hoy esta parroquia puede presumir de tan longeva tradición, en buena parte es gracias a él.

Muxía se despidió este lunes de José Blanco Méndez, O Carnesán. Hijo de bailador y sobrino de bailador, él continuó con la tradición hasta mediados del siglo pasado. Cuando se recuperó de su enfermedad, a finales de la década de los 70, para cumplir con su ofrenda montó de nuevo un grupo con tres de sus hijos y otro vecino, completando con mujeres los integrantes que le faltaban. Desde entonces, Quintáns no falló a su tradición prácticamente ningún año.

«Un mozo moi bailador, que lle daba ben tanto ao solto como ao agarrado», escribió Xan Fernández Carrera en estas páginas hace varios años. Su fama era tal, que fue llamado por la Sección Femenina de Muxía en los setenta para que enseñase a bailar a un grupo de jóvenes. E incluso el hijo del gobernador de A Coruña quiso convencerle para crear una escuela de baile tradicional en la ciudad herculina, pero José se negó al no querer abandonar su Ozón natal.

Compartió su saber con Enrique y Mercedes Peón, pero también con todo aquel que se le acercase para conocer más de una tradición centenaria. O Carnesán tuvo seis hijos con su mujer, Sara Antelo.