«Xa hai xente que me pide bolsas para recoller lixo tamén na costa»

S. G. / C. V. CARBALLO / LA VOZ

MUXÍA

BASILIO BELLO

La coruñesa Ana Baneira paró en Muxía en su recorrido de concienciación medioambiental entre A Guarda y Ribadeo

26 ago 2020 . Actualizado a las 13:57 h.

Ana Baneira durmió el domingo en un albergue de Muxía. Hacía tiempo que no probaba una cama, pero en la villa de la Barca pudo prescindir de su saco y su tienda de campaña, un alojamiento que carga sobre sus espaldas desde que el 10 de julio inició un proyecto de concienciación que la llevará a caminar unos 1.400 kilómetros. Ana, coruñesa de 22 años, camina y recoge basura. Lo hace por la costa gallega y ayer les contó su historia a los participantes en el campamento de verano del Concello.

La suya es una iniciativa que se forjó en el confinamiento, aunque ya venía de atrás. Ayer, en Radio Voz Bergantiños contó que fue el libro de Nacho Dean el que hizo que el concepto de aventura, de simple recorrido a pie, se transformara en una misión en favor del medio ambiente. Ana Baneira no solo camina sino que recoge basura, básicamente «latas, botellas de auga baleiras e paquetes de tabaco e plásticos mixtos», explicó. Después de un exitoso Camino de Santiago desde Irún, se dio cuenta de que caminando se podía llegar a todas partes, pero a sus ganas de andar engarzó un propósito y qué mejor podía encontrar que la defensa del planeta.

En su periplo ha conseguido sumar voluntades: «Xa hai xente que me pide bolsas para tamén recoller lixo». Ella también las ofrece para que la ayuden en una cruzada para la que aún hay muchas batallas que librar. Va ganado las primeras. «Parece que funciona», dice agradecida de los apoyos que ha ido recibiendo y de la gente que ha conocido.

Árbitra desde los 15 años, y ahora caminante solitaria por Galicia, cualquiera diría que no le teme a nada o que tiene tan claro su objetivo que nada la parará. Eso sí, de vez en cuando regresan los miedos de niña, que era no hace tanto, y reconoce que la imaginación transforma las hojas que caen, en medio del bosque, en pasos amenazantes. De todos modos, no tiene malas historias que contar. Los días pasan a base de caminar y recoger la basura que dejaron otros y que acaba en los contenedores más próximos debidamente separada, porque la misión así lo requiere.

Le queda aún bastante Costa da Morte que caminar, pero está encantada porque el Camiño dos Faros le permite gozar del paisaje, estar más cerca del mar y más lejos de las carreteras, a las que ha tenido que recurrir en tramos importantes, sobre todo en el entorno de Vigo.

Ahora descansará unos días en A Coruña para seguir hacia el norte y la idea es terminar a principios de septiembre. No se plantea repetir la hazaña. En adelante se plantea trabajar algo y, sobre todo, terminar la carrera de ADE, pero todavía le quedan días hasta llegar a Caión, donde dejará el territorio de la Costa da Morte, el que quizá le haya ofrecido la mejor perspectiva gracias a las sendas ribereñas que bien conocen los visitantes.