La restauración de Moraime permite recuperar las pinturas y su historia

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

MUXÍA

Xesus Búa

Las técnicas de Parteluz están retirando las capas de salinidad de los frescos

07 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Llevan trabajando desde el pasado 16 de octubre y, de momento, las restauradoras de la empresa lucense Parteluz, aparte de consolidar las pinturas, todavía siguen retirando capas de carbonataciones y salificaciones de los frescos de la iglesia románica de San Xiao de Moraime (Muxía), con la intención de recuperar lo más posible estas singulares obras de arte históricamente maltratadas.

Estas capas superpuestas, según explica la responsable de la empresa, Uxía Aguiar -que ya trabajó en la zona recientemente restaurando los retablos de la Barca de Muxía, seriamente dañados por el incendio de las Navidades del 2013- se forman a consecuencia de diversas reacciones químicas que se producen en este tipo de ambientes con el paso de los años. Tienen que ver con las condiciones de temperatura y humedad en la que se encuentran las pinturas -hasta hace nada el agua corría por las paredes de la iglesia- y con los sucesivos encalados a los que fueron sometidas las paredes a lo largo del tiempo. De hecho, hasta 1970 los frescos, que representan los pecados capitales y la muerte estaban ocultos debajo de esa cal, lo que, en parte, sirvió para que no se perdiesen, ya que la degradación que acusan se ha vuelto mucho más evidente desde que están al descubierto.

La mayoría de autores los datan en el siglo XVII aunque también hay opiniones que los sitúan en épocas anteriores, incluso tardomedievales. Y aquí es donde cobra también un interés especial el trabajo que ahora está realizando Parteluz. El contrato de la Consellería de Cultura que ganó la compañía, por un importe de 38.225 euros más impuestos, incluye también un estudio histórico artístico. «Trátase de recabar iso que xa está estudado para cruzalos cos datos novos que se obteñan e actualizados», detalla Aguiar.

Aunque el plazo de ejecución es de cinco meses, la restauradora cuenta con que pueden tenerlo completado a finales del próximo mes de enero, aunque tampoco se atreve a dar una fecha exacta, porque se trata de una actuación muy laboriosa, que implica un cuidado extremo y en la que los avances en ocasiones son solo de centímetros durante una jornada entera de trabajo.

Sin embargo, no actúan ni mucho menos a ciegas como sí ocurre en otras actuaciones similares, porque cuentan con la experiencia -aunque lo hizo otra empresa- de la intervención realizada en el mural de la fachada oeste, que contiene una representación del papa Pío II. «Esa experiencia sírvenos para ver que funciona ben. Digamos que foi un pouco como unha probeta», añade Aguiar, quien, aunque fundó su empresa Parteluz Estudio con otro colega en el 2012 ya ha participado en importantes proyectos de restauración por toda Galicia.

Inversión

Este trabajo es el segundo más importante a nivel económico de los financiados por loa Consellería de Cultura en Moraime en los últimos años, ya que la firma carballesa Decoraciones J. Bello ganó otra adjudicación por un importe de 105.000 euros destinados, fundamentalmente, a la fase previa a la restauración, ya que consistía en eliminar, o lo menos reducir de manera sensible las humedades del exterior. Dado que la iglesia, que en su concepción original data del siglo XI, fue rellenada en su exterior e incluso tiene adosado el cementerio, ahora se encontraba con el terreno pegado a los muros, lo que hacía imposible controlar las humedades por capilaridad. De ahí que se excavase un foso -de hecho aparecieron importantes piezas arqueológicas en esa tarea- alrededor para facilitar el drenaje. Estas y otras intervenciones consiguieron el efecto deseado y que ahora se estén recuperando las pinturas. Unos frescos de estilo gótico-flamenco con un importantísimo valor artístico centrado, sobre todo, en su originalidad y en el conjunto iconográfico que forman a lo largo del muro norte. Se trata de un total de ocho composiciones, los siete pecados capitales y la muerte, en los que se contrastan los vicios de la época, instigados por los demonios según la tradición católica, con las virtudes o los remedios a ellos.