La fuente romana de Moraime pone en evidencia la dejadez patrimonial

Juan Ventura Lado Alvela
J. v. lado CEE / LA VOZ

MUXÍA

JOSE MANUEL FERREIRO

El yacimiento muxián encabeza una larga lista de bienes en peligro y en el olvido

13 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Con ser isto o Fisterra [el fin del mundo] a romanización tamén chegou, non cabe dúbida», resume el historiador Xosé María Lema, a la hora de poner en valor el legado romano que pervive en la Costa da Morte y del que la fuente de Moraime, en Muxía, es un ejemplo singular, cuyo estado ilustra el desconocimiento y la falta de protección que tienen numerosos bienes patrimoniales en la zona.

Descubierta en la gran excavación de Chamoso Lamas en 1972, permanece desde entonces a la intemperie en una finca contigua a la iglesia y el antiguo monasterio. Algunas de las piedras del conjunto han desaparecido, otras están desplazadas de su ubicación original y se hace complicado distinguir las piezas. De hecho, el antropólogo local Manuel Vilar recuerda que la zona fue incluso explanada con una pala excavadora, lo que da una idea del nivel de desprotección al que ha estado sometido el yacimiento.

Tal estado de abandono cuesta todavía más entenderlo cuando, como dice Vilar, en Moraime pueden estar parte de las claves que conducen a los primeros cristianos que habitaron la Costa da Morte y porque allí se encontraron un cinturón germánico, probablemente de cuando estos pueblos trabajaban como mercenarios de los romanos, y una cruz de bronce que incluso formó parte de una relevante exposición en Madrid en 1983.

La propia fuente en sí ya es un ejemplo único de meta sudans o fuentes de elevación, como recoge el historiador Pablo Sanmartín, que cita la ya desaparecida de la propia Roma y la que se conserva en Djemila (Argelia), ciudad romana Patrimonio de la Humanidad. Serían por tanto solo tres conocidas y una de ellas está en Muxía.

«La calidad de los materiales y su constitución son poco frecuentes en el Imperio Romano, sin que conozcamos paralelismos con otros yacimientos peninsulares», escribe la investigadora Silvia González Soutelo, que incide en la rareza de tal obra de ingeniería con fines decorativos e incluso apunta, de confirmarse la antigüedad de los restos, la posibilidad de que existiese en la zona un acueducto. A su juicio, todo ello obligaría a reescribir el pasado romano de Moraime, que sería algo más «que una simple villa».

Hay otros autores más osados en sus interpretaciones que incluso hablan unas hipotéticas termas, algo mucho menos sustentado a nivel histórico y arqueológico.

Lo que resulta incontrovertible es que Moraime, al margen de la relevancia que cobró en épocas posteriores y que lo hacen el enclave «máis importante da Costa da Morte», como dice Manuel Vilar, es una de las referencias de la romanización que quedan en la zona, junto con la necrópolis de Tines y Brandomil, fundamentalmente. Desde ese siglo primero e incluso antes, como ilustran los yacimientos megalíticos y castreños, la comarca está llena de ejemplos de bienes patrimoniales infravalorados: arquitectura e iconografía religiosa expuesta a los robos, museos cerrados y en franco deterioro como el Seno de Corcubión, patrimonio subacuático o el legado fotográfico de Ramón Caamaño. Riquezas que «se non se coñece é como se non existisen», dice Vilar.

La apertura del hotel y el dinero de los eólicos invita a la esperanza para un enclave único

El retraso es evidente, las oportunidades perdidas muchas, pero Moraime podría acercarse en breve al punto de inflexión que marque distancias con décadas de desidia, a partir de dos circunstancias fundamentales.

Por una parte, el inicio de las obras del parque eólico muxián se anuncia como inminente. Con estos trabajos deberían llegar sustanciosos ingresos para el Concello en forma de licencias y el alcalde, Félix Porto, tiene en cartera un amplio proyecto de puesta en valor de Moraime con parte de estos ingresos.

Por otro lado, el empresario de hostelería Francisco Canabal ha retomado las obras en el antiguo monasterio para abrir en él un alojamiento de alto nivel, que podría aportarle al entorno la vida y las posibilidades de visita que necesita.

También la Consellería de Cultura se ha comprometido a ejecutar la segunda fase del plan de recuperación de los frescos de la iglesia, una de las principales joyas del conjunto, que en estos momentos están siendo objeto de nuevos estudios científicos.