Sigue la fiesta de la cartelería invasiva

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CEE / LA VOZ

MUXÍA

XESÚS BÚA

Los llamativos rótulos campan a sus anchas sobre elementos naturales o del mobiliario con antiestético resultado

15 jul 2016 . Actualizado a las 07:55 h.

Llegó el verano y llegaron las fiestas. No es el estribillo de una canción de Georgie Dann, sino la constatación de que en la Costa da Morte hay vicios relacionados con estas celebraciones que, aún a fuerza de censurarlos se perpetúan año tras año. Entre ellos, dejando a un lado el civismo y las condiciones higiénicas en las verbenas, la invasión con cartelería de todo cuanto elemento sea capaz de soportar una grapa, un trozo de cinta o un brochazo de cola es uno de los clásicos que suenan en cada temporada estival.

Con el Carmen de este fin de semana empieza lo verdaderamente fuerte de la campaña. Las romerías, verbenas, conciertos, festivales, fiestas gastronómicas, torneos deportivos,... empiezan a solaparse y con ellas también los llamativos anuncios que invitan al personal a acudir.

No hay parroquia ni comisión que renuncie a ello -en buena lógica porque se organizan para que la gente asista- pero son pocas, si es que hay alguna, las que reparan en que tan noble objetivo no justifica denigrar el aspecto del espacio público que, en muchas ocasiones, permanece plagado de jirones de papel hasta más allá de las Navidades.

Aunque sea un asunto en el que ninguna Administración repara con afán puntilloso, todos los concellos tienen ordenanzas que prohíben estas prácticas, en algunos casos de manera expresa y específica, con sanciones aparejadas. Es el caso del de Muxía, donde el policía local Manel Blanco, que pone el acento en una particularidad de este fenómeno. «En canto un pega o primeiro cartel ábrese a veda e todos van detrás», dice. Y es que el hecho de encontrar ya uno de estos anuncios sobre un contenedor, una marquesina, la pared de algún edificio o incluso un árbol parece que se entiende como una especie de bula para multiplicar la práctica. Si alguien lo hace por primera vez se transmite la idea de que ese espacio es el propio para la cartelería. Luego, los concellos tampoco habilitan espacios adecuados para que se puedan fijar cartelería.

Sí se percibe, todo hay que decirlo, cierta mesura en los casos más graves, aquellos que afectan a señales de tráfico, ya que su alteración es la que implica sanciones más fuertes, pero del mismo modo que se ha avanzado en otras cuestiones como la seguridad o el cumplimiento de exigencias burocráticas, parece que va llegando la hora de que los carteles solo estén donde les toca.