Los muros del santuario de la Virxe da Barca todavía rezumarán agua durante varios años

J. V. L. CEE / LA VOZ

MUXÍA

J. V. Lado

Los gruesos muros de piedra se llenaron de agua y esa humedad tendrá que salir sin que exista ningún medio técnico para retirarla

11 sep 2014 . Actualizado a las 11:00 h.

Lo advirtió el párroco Manuel Liñeiro el día después del incendio y ayer lo confirmó la arquitecta Carmen García, que dirige las obras de reconstrucción del santuario de Nosa Señora da Virxe da Barca de Muxía. Los gruesos muros de piedra, con una cámara interna, se llenaron de agua después de que el templo perdiese la cubierta en un incendio el día de Navidad, que sucesivos temporales azotasen la zona durante semanas y que la lluvia continuase hasta que empezaron las obras en junio. Ahora, toda esa humedad tiene que salir y no hay ningún medio técnico para retirarla de manera pronta porque rezumará por las paredes «durante dos, tres o incluso más años, no se puede saber de manera exacta», asegura la arquitecta, que lo ve como un problema con el que ya contaban. De ahí que el revoco empleado sea lo que se conoce como una «capa de sacrificio», ya que se sabe de antemano que pintar sobre ella resultaría inútil y que habrá que limpiarla en actuaciones sucesivas.

Al margen de esta cuestión, según detalló ayer García en una visita guiada por el templo, todos los trabajos avanzan según lo previsto y, «aunque a día de hoy todavía hay gente que pregunta si va a estar lista para la romería [se celebra este domingo]», las obras concluirán en el plazo fijado del mes de diciembre, tal como explica su directora. Toda vez que se han limpiado los paramentos y el interior de la bóveda, en unas dos semanas se retirará el andamio interior para que los restauradores, que trabajan ya en otras cuestiones complementarias, inicien la recuperación de los retablos laterales que se salvaron del incendio aunque con importantes daños.

El tejado tiene lista la armazón de vigas, el tablero, una lámina sintética impermeable y transpirable que lo cubre y los operarios ya clavaron los rastreles sobre los que va la teja de pizarra que empezará a colocarse estos días, con lo que a finales de septiembre debería estar completo y lucir como antes del fuego, porque ese es el objetivo principal de la obra, que se noten las menos diferencias posibles.

De media trabajan una veintena de personas en el templo, entre técnicos, operarios, restauradores y otros profesionales, y estos días más porque tienen que despejar el entorno para la celebración de las fiestas.