Embarazos con trágico desenlace: tres mujeres de Malpica le ponen voz

Melissa Rodríguez
melissa rodríguez CARBALLO / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

BASILIO BELLO

1 de mayo | Reivindican que ellas también son madres y piden mejoras en una cuestión tabú

01 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Madre es la que trae al mundo a un hijo o la que lo cría? Seguro que alguna vez han oído hablar de este debate. Sin embargo, poco se conversa sobre otros temas de la maternidad que son de gran calado. Es el caso de la muerte del bebé durante el embarazo o en los primeros días de vida por problemas de última hora. Esto ocurre y muchas más veces de las que pensamos.

Muchas mujeres y, por consecuencia, sus familias, han tenido que pasar por esta situación y se han sentido en un mundo totalmente desconocido e, incluso, desamparadas, lo que indica que algo no se está haciendo del todo bien desde las Administraciones, lo que repercute también en una menor conciencia a nivel social.

Sobre las pérdidas en los tres primeros meses de gestación, todo el mundo sabe que pueden suceder con frecuencia, lo que no quita que, llegado el momento, se observen carencias en la atención y, sobre todo, en el duelo, a juicio de muchas familias que han tenido que atravesar este trance.

El conocimiento social sobre los fallecimientos que se producen más tarde es todavía menor, ya que son casos con menos frecuencia, lo que los vuelve más duros y difíciles de sobrellevar, si cabe. Las personas que atraviesan por esta cruda realidad cuentan con más apoyos institucionales, pero que siguen siendo insuficientes, consideran algunos.

Solo las desgracias más mediáticas como lo ha sido hace apenas un par de semanas el fallecimiento de uno de los mellizos que esperaba el futbolista Cristiano Ronaldo y su pareja trae a la actualidad una cuestión que es necesario revisar.

Hoy, con motivo del Día de la Madre, tres mujeres de Malpica que han perdido a sus hijos durante el proceso gestacional cuentan sus desgarradores testimonios para alzar la voz frente a lo que todavía es un tema tabú y, sobre todo, para reivindicar un hecho: ellas también son madres, pese a que no se les reconozca como tal. Piden más ayudas y derechos y mejores protocolos de actuación, así como una mayor conciencia social.

Las tres ingresaron en el Hospital Materno de A Coruña. Dos de ellas, en los últimos años y con dos pérdidas cada una. En el tercer caso, los hechos se remiten a diciembre del 2000. Pasado y presente con avances de por medio, algunas carencias muy latentes y, sobre todo, un dolor que perdura.

Raquel García
Raquel García BASILIO BELLO

«A dous días de saír de contas, dixéronme que o meu fillo non tiña latido»

Raquel García ya ha cumplido los 42 años. Nació en Brantuas, Ponteceso, pero no tardó en asentarse en Malpica. Hace casi 22 años perdió a su hijo dos días antes de salir de cuentas. Fue en la prueba de los latidos en el centro médico de Carballo cuando le comunicaron que no se lo encontraban y que tenía que ingresar. «En ningún momento pronunciaron a palabra morto. Eu sabíao, pero non era consciente. Foi no Materno onde unha das enfermeiras me preguntou se sabía o que estaba a pasar», recuerda. La sedaron y dio a luz. Su pareja fue a reconocer a la criatura, pero a ella no le dieron esa opción, según cuenta: «Puxéronme unha saba diante miña e eu non vin nada. Levárono e nunca máis. Miña avoa preguntoulle a unha enfermeira se eu podía velo e dixéronlle que era para evitarme máis sufrimento, pero durante moito tempo soñei cun bebé sen poñerlle cara».

La autopsia reveló que había fallecido a causa del cordón umbilical. Raquel preguntó si podía incinerarlo y allí se quedó el cadáver, tampoco sin mucha más información al respecto, relata. A día de hoy lo tiene presente todos los días de su vida, recalca. Lo lleva mejor, pero es algo que te acompaña siempre, transmite: «Choro moitas noites». Hace casi diez años consiguió traer al mundo a Noa en un embarazo de alto riesgo. Tardó en volver a ponerse porque quedó traumatizada. Ahora dice alto y claro al mundo: «Non teño só unha filla, tamén teño un fillo, só que por desgraza faleceu». Por este motivo le gustaría que Alejandro constara en el libro de familia. También pide más ayudas e información al respecto.

Mar Costa
Mar Costa BASILIO BELLO

«De camiño ó quirófano a abortar, escoitei bebés chorar»

Mar Costa va camino de los 24 años y es de Beo, en Vilanova. A ella le tocó pasar por dos abortos naturales en el inicio de la gestación, en la semana 12, que, en su caso, fueron diferidos, esto es, no sabe el momento exacto en el que se produjeron y para poder expulsar el feto tuvo que entrar en quirófano. Ambos se dieron en los meses previos a la llegada de la pandemia.

«No primeiro, fun facer unha ecografía e dixéronme que non había latido e se estaba entendendo o que me estaban dicindo. Quedei en shock», relata. Le dieron pastillas abortivas que, en su caso, no dieron resultado, y acto seguido le dijeron que le iban a hacer un legrado sin explicarle en qué consistía exactamente la operación, apunta. «Antes diso, fixéronme unha exploración na que, sen avisarme, intentaron sacarme o feto estando eu soa», recrimina. «Logo, de camiño ó quirófano, escoitei bebés chorar», añade.

El segundo de los abortos fue muy similar, pero con el aliciente de que desde el paso por quirófano sintió dolor físico durante un año. «Dicíanme que era psicolóxico, sen mirarme, ata que fun a unha clínica privada de Valencia e me detectaron que na segunda operación me fixeran dano, así como me diagnosticaron endometriose e síndrome de ovario poliquístico, o que reduce as posibilidades de quedar embarazada», explica. «Con ese diagnóstico, a miña médica derivoume a reprodución humana, onde me dixeron ‘hasta que tengas tres abortos, no te vamos a hacer nada’. Non entendo ter que facerme pasar de novo por iso, podéndome facer probas. No meu caso, todo o que recibín por parte da Seguridade Social foi violencia obstétrica. Ridiculizáronme e tratáronme como unha nena». Ahora Mar se medica para un último intento de traer al mundo a una criatura de forma natural.

Quiso que los fetos se analizaran, de forma que se quedó sin ellos, algo que pide que se modifique. Los informes desaparecieron, señala, y no sabe «nada de nada, nin o sexo». El registro en el libro de familia es muy necesario, defiende. «Dende que ves as dúas raias, vives un embarazo con absoluto descoñecemento de que todo isto poida pasar. Por que non se fala antes? Se saben que vas necesitar axuda psicolóxica, por que non te derivan? Que a sociedade nos deixe falar do tema», concluye.

Paula Moreira
Paula Moreira BASILIO BELLO

«A día de hoxe aínda non son a persoa de antes»

Paula Moreira tiene 27 años. Cumplirá los 28 antes de que finalice el 2022. Es de la parroquia de Mens y le tocó vivir dos pérdidas durante el embarazo el pasado año. Una de ellas, entrando en la semana 39, a punto de salir de cuentas. «Un día pasei a non notar nada na barriga. Falei coa matrona e pensamos que seguramente Vera xa estivera encaixada para dar a luz. Fun ó hospital e nunha ecografía dixéronme que non había latido». Así comienza su historia.

En ese momento estaba sola, ya que la pandemia provocó numerosas restricciones en los hospitales, algo que esta familia critica. Su pareja, Iván, se desmayó nada más saber el desenlace. A partir de ahí, empezó el proceso de tener que dar a luz a una niña muerta. Le indujeron el parto y fue «moi doloroso» pese a contar con una ayuda especial por parte de los profesionales dadas las circunstancias. «Non quixen ver a realidade ata que foi o parto, e cando de verdade me din conta foi ao saír do hospital e ver a cadeira do coche baleira», relata.

Desde ese instante, aún en estado de shock, tuvo que tomar decisiones que nunca antes se hubiera imaginado: ver o no al bebé, la posibilidad de hacerle fotos, llevarse o no el cuerpo... Ellos dijeron que sí a todo y no se arrepienten: «Tiñamos dúbidas porque parecía macabro, pero foi o mellor que puidemos facer».

En el Materno le dieron referencias de libros y asociaciones y mismo ayuda psicológica profesional para sobrellevar la situación. Aspectos todos ellos positivos, dice, pero que son insuficientes. «Tiven que pagar psicólogos, talleres, non estaba ben para traballar... Iván tivo que coller unha baixa... A día de hoxe aínda non son a persoa de antes», cuenta.

Lo que más reclama esta mujer es poder registrar a su bebé fallecido en el libro de familia: «Existiu. Foron nove meses». También lamenta la desinformación acerca de este tipo de muertes antes del embarazo, lo que repercute en un comportamiento erróneo por parte de la sociedad toda vez que ocurren, asegura.

Cuando los médicos les dieron los resultados de las pruebas y les comentaron que todo estaba perfecto y que había sido un fallecimiento sin explicación, lo intentaron de nuevo y Paula sufrió un aborto natural en las primeras semanas a través de un sangrado. «As esperanzas redúcense, pero as ganas de exercer como pais fannos seguir adiante», concluye.