La artesana Fátima Bermúdez

Alejandra Plaza

MALPICA DE BERGANTIÑOS

14 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Fátima Bermúdez Botana nació hace 44 años en Seaia, Malpica. Sus padres, María del Carmen y Ovidio, oriundos de Malpica, emigraron a Ginebra cuando Fátima y sus hermanos contaban con 2,3 y 4 años, aproximadamente. Fátima se crio con la que considera una segunda madre y un referente en su vida, su abuela Ernestina. «Mis padres estuvieron unos once años en Suiza. Primero se marchó mi padre, y un año más tarde, mi madre. La construcción y la limpieza se convirtieron en su fuente de ingresos. Regresaron, compraron una casa en Carballo, en Xoane, y vivimos juntos por un tiempo. Al cabo de unos cuatro o cinco años las maletas tomaron rumbo a Fuerteventura. Primero mi padre, más tarde mi hermano mayor, les seguiríamos mi madre y yo y, al poco, mi hermano pequeño», recuerda. Esta nerviosa, habladora y sencilla artista del ganchillo es gran conocedora del mundo de la emigración, de los vacíos y carencias que supone, de las facilidades económicas que proporciona, pero también del valor de la tierra que deja atrás. Tras unos años en Fuerteventura, regresó a Galicia y pudo disfrutar un poco de su abuela, que vivía sola y estaba enferma: «Mi abuela llevó una vida muy difícil. Se quedó viuda muy joven y crio a cuatro hijos y tres nietos sola. Murió con 74 años por una parada cardiorrespiratoria. Fue mi segunda madre, la persona a la que quiero parecerme en todos los sentidos, aunque físicamente sí me parezco. Era una persona increíble».

Aunque fue su madre quien la introdujo en el mundo del ganchillo a los seis o siete años, fue con su abuela Ernestina y, a través de las agujas de calcetar, con la que empezó a crear gorros, bufandas, muñecas… Lo que comenzó como un pasatiempos, como una herencia generacional y cultural, se está convirtiendo en una profesión con sello propio y diseños exclusivos, Bonecos entre novelos. Acostumbrada a una vida entre maletas y, tras el fallecimiento de su abuela y casarse, Fátima probó un nuevo comienzo en Fuerteventura, pero no por mucho tiempo. Tras el regreso, una vez más, a Galicia y ser madre, comenzó a hacer muñecos, principalmente para su hijo y su sobrina. Sus primeras muñecas eran de lana. Poco partidaria del consumismo y materialismo actual, Fátima aprovechó las invitaciones a cumpleaños u otras celebraciones que recibía su hijo para aportar sus artesanías en forma de muñecos de ganchillo como Mario Bros o las princesas Disney que a los niños tanto gustaban. Sus diseños eran copias que las redes sociales, Youtube, las revistas o la compra de patrones le facilitaban. Un divorcio y, principalmente, un cáncer de útero del que aún no está totalmente recuperada, aunque se siente bien y con fuerza, ha sido el detonante que le ha enseñado a ver la vida de otra manera. «Me cambió el concepto de vida que tenía. Tomé la decisión de vivir la vida como la quería vivir y luchar para que así fuese. Un antes y un después. Han sido unos años muy duros porque enfermas, sin familia, un niño pequeño, muchos años fuera del mercado laboral, pues mi marido trabajaba y yo me encargaba del niño, de la casa, de la huerta y de los animales... Si, arrimado a todo esto, que ya no es poco, el dinero no alcanza, pues la cuesta se hace muy empinada». Bonecas entre novelos es la esencia y la combinación perfecta de herencia generacional, tradición popular y raíces culturales. Con exclusivos diseños, una explosión de colores y mimados detalles a través del ganchillo, Fátima Bermúdez nos acerca al litoral y al rural gallego, a sus costumbres, a sus oficios y tradiciones. Unas creaciones propias, personalizadas, hechas a mano y con una temática arraigada a la tierra gallega. La artesana malpicana lleva muy poco tiempo al frente de este proyecto. Poco más de un año. Un proyecto de vida, sin duda que, con la llegada del coronavirus ha sufrido una frenada en seco en pleno despegue. Sus creaciones son visibles en ferias y exposiciones de la comarca, pero con la llegada de la pandemia y la anulación de este tipo de actividades ha sido difícil mantenerse o desarrollar y dar a conocer el proyecto. Ahora, crea sus propios patrones, diseños y creaciones. A Lonxeira es el trabajo más preciado. Es una muñeca de temática marinera, elaborada con un cariño muy especial por ser un encargo dirigido a alguien muy importante para Fátima: la artesana de las artesanas, como ella dice, la zoqueira Elena Ferro.