Gloria Suárez Amigo: «Perder a meu pai foi o peor da vida»

Patricia Blanco
Patricia blanco CARBALLO / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

Ana Garcia

PERSONAS CON HISTORIA | Hija, hermana, esposa y madre de marineros. En el 2015 acampó en San Caetano reclamando más cupo y mejor reparto de cuotas

01 oct 2020 . Actualizado a las 15:33 h.

«Non é cousa fácil, non»: Gloria Suárez Amigo es hija, hermana, esposa y madre de marineros, pero asegura que nunca habría pensado que sus hijos, los dos, Fran y Manuel José, acabarían yendo al mar. No porque lo tenga en poca estima, muy al contrario, sino porque sabe que es duro, para el que se embarca y para el que queda: «As horas, con mal tempo, pasan máis lentas, porque parece que nunca dan chegado». Hace 41 años que perdió a su padre «en circunstancias moi tristes» y en todo este tiempo no ha dejado de pensar en él: «Para min perder a meu pai foi o peor da vida. Por volver velo daba a miña agora». Gloria, que va camino de los 76, aún es capaz de entonar de memoria «unha poesía», una letra que alumbró cuando su hijo mayor, que ahora va para 53 años, se echó al mar cuando apenas era un adolescente de 16. Soplaba el nordés. «Toda a noitiña pensando no meu rapas», dice uno de los versos: «Era o que sentía».

Nacida en Malpica, desde el inicio de la pandemia vive con su marido en Ardeleiro, donde tienen «unha hortiña e unha casa de pouca monta». «Os maiores con isto do virus temos que aquelarnos», reflexiona. De inicio, Gloria dice que van «tirando», pero recapitula y matiza: «Tirando non, porque non se pode, que fai falta todo». Confiesa que la voz se le ha ido algo y lo dice por lo de cantar, pero mantiene muy firme las ideas: «Somos de esquerdas, sempre o fomos. Non nos cambiou ninguén ata o de agora e espero que non nos cambien nunca tampouco». Ella fue una de las mujeres que, en apoyo a su familia y al sector del cerco, acampó en San Caetano, en el 2015, reivindicando un aumento de cupos y un cambio en el modelo de reparto de cuotas. Aquellas Navidades fueron diferentes: «Que non valera para nada non ten que ver, o compañeirismo que vin alí foi algo fóra do normal. Xúroche que se nos desen cota para sobrevivir, volvía acampar aínda que fose un mes seguido». Pero ni sardina, ni bocarte... «Como pode vivir unha embarcación con 7.000 quilos de xarda ao ano»?», se pregunta. Son muchos los gastos y no todos los días que se sale al mar se gana: «Uns días tráese [peixe], pero outros non».

Va para cinco años de aquella protesta, con armadores y marineros de toda Galicia, y esta malpicana dice haberse quedado agradecida con quienes se acercaron a ver cómo estaban. No fue el caso de la conselleira do Mar ni tampoco del presidente de la Xunta, recuerda: «Parecía coma se non existísemos, eles entraban, saían... Con ela gustaríame ter un debate (...) Digo eu, para que queremos un presidente así?». Gloria endurece la voz y es muy crítica con la gestión que ve: «Non nos benefician en nada». Tampoco cree mucho en la justicia. «Non teño medo por isto que digo, porque o que digo é a verdade, aínda que non fale tan ben coma eles, porque non me dedico a iso», apunta. Sabe de ese refrán que dice que «a conta de pano aprende a xastre», pero ella echa en falta que aquellos que toman decisiones sobre el sector conozcan más de él y de la realidad que se vive. Ve bien la vigilancia, pero de aquellos que incumplen y hacen daño.

Ana Garcia

El marido de Gloria no es otro que José Barizo, Castelao, ese conocido, reivindicativo, lector y luchador lobo de mar que tiene por propio el nombre de su embarcación. Recuerda ella cómo poco tiempo después de casados se hizo con «unha motoriña que se vendía, unha motoriña propia, para ir á tarrafa».

Tras 2.ª Emma llegaría San José y más tarde Castelao: fueron, con este, 34 años de profesión. «Había que facerlle unha reparación moi grande para que quedase vello igual e por iso nos metemos ao que temos agora, hai uns catro anos», describe. No es otro que el Novo Castelao, ya con los dos hijos trabajando en él, también el más joven, de 43 años. Pese a haber estudiado otra rama bien distinta, no rechazó primero trabajar como peón de albañil ni tampoco, más tarde, el mar. Hicieron una inversión en tiempos duros, y no son pocos los quebraderos de cabeza que les han traído desde el nombre hasta las caricaturas del autor de Sempre en Galiza que portan en el navío, pero siguen trabajando como toda la vida, «luchando polo noso peixe, que é o que nos dá de comer».

«A familia é o máis importante. Os fillos para unha nai sempre son nenos»  

Pese a que los tiempos eran duros, Gloria recuerda una infancia feliz. Estudió lo imprescindible, «porque tampouco é que me levase moita idea», pero lo que ha tenido siempre es el gusto por leer. Dedicó su vida a las tareas de casa y aunque conoció las noches de trabajo en la ribeira, considera que no se puede quejar. Ella tenía opción de dormir de día si quería, dice. Le vive una hermana, pero ya perdió a dos, un hombre y una mujer, de 47 y 61 años. «Morreron moi pronto», se lamenta. Para Gloria lo más importante es la familia y afirma estar muy contenta con la suya: «De meus fillos, que vou dicir. E sobre o matrimonio, espero que o teu dure tanto coma o meu, se estás contenta, claro [ríe]. Casamos o 18 de decembro do 1966, vai para 54 anos. Levei un home bo, traballador, moi compañeiro e pai dos seus fillos, segue traballando por eles coma o primeiro día».

Por mal que esté el sistema, asegura que por nada del mundo pensaría en deshacerse del Novo Castelao: «Morrería con moita pena». La preocupación por sus hijos y por los embates del mar sigue presente, «porque as cousas para mal sempre cambian máis pronto que para ben, e os fillos para unha nai sempre son nenos, doen moito, é un cariño distinto a todo». Confiesa que, aun siendo hija de marinero, al mar, realmente, le tiene miedo. Alguna vez ha ido «ás illas», a las Sisargas, y dice que en el camino de vuelta, navegando, se promete a sí misma no gastar más dinero del necesario, porque es en ese vaivén donde todavía se hace más consciente del sudor y el trabajo que significa ganarse el pan aguas adentro «O que pasa é que cando chego a terra xa non me acorda iso que pensei alí», bromea. Mientras, todo va siguiendo así, «tirando».