La niebla levantó el telón para inaugurar Un mar de camiños

MALPICA DE BERGANTIÑOS

X. AMEIXEIRAS

La primera ruta, organizada por la entidad Salitre y el Concello, discurrió entre Razo y el puerto de Malpica

07 jul 2020 . Actualizado a las 20:54 h.

Parecía que la niebla iba arruinar la jornada, pero en Razo levantó el telón. La primera ruta de Un mar de camiños de la asociación Salitre y el Concello de Malpica arrancó con buen pie. Unos 18 kilómetros entre el arenal carballés y el puerto malpicán y medio centenar de caminantes, ávidos de paisajes marinos.

En Razo, los aprendices de surfistas entrenaban en la arena. El mar lamía con insistencia la orilla y los curiosos observaban como los 50 andarines apresuraban el paso hacia el Oeste. La niebla se iban levantando justo en esos instantes y el Atlántico se hacía inmenso. Los ojos no se cansaban de mirar, pero había que seguir el ritmo. A lo lejos, las Sisargas, por un lado. Por el otro, la espuma marcaba los Baixos de Baldaio, escenario de tragedias marinas.

La caminata se hizo bordeando la costa, con el mar a la vista y el sonido de las olas rompiendo contra las rocas como música de fondo. Todo enriquecido con formaciones geológicas admirables. En As Torradas la arena toma color café claro por la composición de las rocas. A cierta distancia, parece que una furna conduce al mismo infierno. Cuenta Xosé Manuel Varela, que iba en la comitiva, que allí al lado, en O Rias, «había moitos cabaliños do demo». Advierte también que entre las grietas de las rocas que rompen ante al océano se ve «perixel do mar». Los caminantes no paran de hacer fotos de las maravillas naturales. Frente al arenal naufragó en 1885 el Sidón, de una naviera también relacionada con el Titanic, añade el filólogo malpicán.

Pasada la Herbosa se sorprende uno con A Devesa dos Conventos, un soto de castaños y avellanos que llega a la orilla del mar. Otro prodigio de la naturaleza. Más adelante está el islote de San Bartolo y el Portiño de Angueiro. Luego llega la catedral de los mil colores, la Furna das Grallas, un fenómeno geológico de gran belleza visual, pero vedada el domingo por el estado del mar. A medida que la caminata seguía, la costa malpicana continuaba ofreciendo paisajes admirables. E historias de naufragios, como los de Abelleira Pereira y Cía (1918). O leyendas, como la del Xacintón, un gigante que tenía un refugio debajo de una gran roca porque huía de los demás seres. Después de A Rega hubo que ir hasta Loroxo, con sus cruceiros. Y bajar a los Muíños da Ribeira, una ensenada con otro alarde geológico de gran magnitud. Arriba está la Cruz dos David, para recordar a un padre y sus tres vástagos que naufragaron cerca. Los cinco molinos, Perillete, Tecelán, Novo, Mandián y de Varela, añaden riqueza etnográfica al conjunto. Ya cuando el grupo llegó a Malpica, volvió a cerrar de niebla.