Malpica despidió a Pericho, tabernero de tercera generación y entrañable vecino

M. López CARBALLO / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

IN MEMORIAM | Fue enterrado el pasado domingo, entre numerosas muestras de cariño

15 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los vinos, en la de Pericho, se tomaban en la taza blanca de toda la vida. Y si Pepe estaba liado y eras de esos clientes de siempre, te cobrabas tú mismo al marchar. Los niños se escabullían por debajo de la barra para zamparse un buen puñado de cacahuetes, pero eso a él poco le importaba: le encantaban los niños. De carácter entrañable y conciliador, José Pose Chouciño fue la tercera y última generación de un linaje de taberneros, aunque su abuelo fue primero marinero. De hecho, su abuelo protagoniza la última de las crónicas que componen la Antoloxía das Confidencias de Picadillo, un libro en el que Xavier Maceiras recoge los artículos no gastronómicos de Manuel María Puga y Parga, que fue alcalde de A Coruña.

Precisamente, y después de varios años cerrada por jubilación, la taberna de Pericho volvió a abrir sus puertas para acoger la presentación de este libro. Pocos días después, y de forma inesperada, Malpica lloraba la muerte de su tabernero más entrañable.

José Pose, Pericho, que falleció apenas cinco años después de su mujer y no dejó hijos, fue enterrado el pasado domingo entre numerosas muestras de cariño de amigos y vecinos. Pepe y Lola. De ella todavía se recuerdan sus exquisitas tapas de pulpo con patatas fritas, y sus albóndigas, que quitaban el sentido a quien las probaba.

Aunque tuvo numerosas ofertas después de jubilarse, nunca quiso alquilar el local, pero nunca puso pegas para abrirlo a quien lo necesitase para hacer fiestas o presentaciones. «Pericho non haberá outro como el». En efecto.