El duro oficio de las redeiras: «As miñas fillas non queren saber nada disto»

pablo varela / C. A. A CORUÑA / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

MARCOS MIGUEZ

Un grupo de profesionales de Malpica estuvieron estos días trabajando en el puerto coruñés

02 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuenta Chus Otero que, a veces, reciben las llamadas del armador a las siete de la mañana. Otras, a las tres, durante la madrugada. «Trastócanche o sono», explica mientras maneja la aguja. «E rómpenche a cabeza», matiza entre risas Mercedes Martelo.

Ambas integran un grupo de ocho redeiras que acuden desde Malpica para trabajar en el puerto de A Coruña por encargo. Se costean el combustible y las dietas hasta recibir los cobros. Antes, ellas eran más y también sobraban los pedidos. «Hai anos había case 40 persoas traballando disto en Malpica. No cerco, agora quedamos 15», reflexiona Chus. Un oficio que languidece, pero que aún es indispensable. «A xente que vén tras de min terá contratempos para reparar as redes», analiza Carlos, hijo de Mercedes, «porque o que elas fan nun día, eu faríao en tres».

«As miñas fillas non queren saber nada disto», refunfuña Isabel Domínguez. Y es que, en cierta manera, mucho pasa por ganarse a las próximas generaciones. Hace un mes, saltaron a Youtube presentando una serie de tutoriales, dan cursos para la obtención de la acreditación profesional y ofrecen charlas en centros educativos, para llegar a los jóvenes: «[En Ponteceso], os rapaces preguntábanme se estaba ben pagado», desvela Isabel.

Chus, cuyos dedos se mueven a una velocidad de vértigo mientras habla, resuelve qué es lo que más ansían en su trabajo: «Queremos que nos valoren».