Más colegios y empresas se suman a las quejas por el servicio de cátering

Marta López CARBALLO / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

Laura Rodríguez

Una panadería de A Silva denuncia que llevan desde febrero sin cobrar por el pan

27 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Se le acumulan las quejas a la empresa encargada de prestar el servicio de cátering a varios colegios de la comarca de Bergantiños. Además de la repetición puntual de algunas guarniciones a la que se hacía referencia hace apenas unos días, o los retrasos en los pagos a las trabajadoras del CEIP Gándara-Sofán, se suman más deudas que supuestamente la empresa ha ido contrayendo aquí y allá por la comarca.

La panadería Vázquez da Capilla, en A Silva, ha servido durante años las barras de pan al colegio de la localidad. Y en este curso no fue diferente. Entregó diariamente a la empresa de cátering Gescor unas 60 barras, suficientes para todos los centros a los que daba servicio. Nunca les fue demasiado fácil cobrar por su producto, a veces tuvieron incluso que amenazar con dejar de preparar los panes, pero la triquiñuela solo funcionó hasta el mes de febrero. Desde entonces no volvieron a ver un euro. «Esta é unha empresa familiar e son moitos cartos os que nos deben. O que pasa é que chegaba o día e tampouco vas deixar aos nenos sen o pan. Son os nosos nenos», explica la gerencia.

Falta de material

Quienes también tuvieron que poner dinero y material de su bolsillo fueron las monitoras del CEIP Joaquín Rodríguez Otero de Buño, pues la primera semana de curso la empresa apenas mandó platos y cubiertos; del resto del material, ni rastro. «Manteis, servilletas, escobas e fregonas para limpar, líquido para lavar os pratos... A primeira semana de servizo foi a conta das monitoras», explica una de ellas, Olga Reino, y añade: «Cónstame que isto sucedeu noutros centros, e que ademais nos máis grandes tamén se tiveron que poñer mesmo potas». Un desbarajuste que, en el caso de Buño, se completa con la falta de un lavavajillas, -que la empresa debería haberse encargado de proporcionar ya desde principios de curso- y con el impago de las nóminas del mes de junio. Además, refieren también el caso de personal de cocina de alguno de los centros que tuvo que poner dinero de su bolsillo para comprar materias primas como carnes o pescados.

Mientras que las trabajadoras del colegio de Sofán cobraron recientemente lo correspondiente el mes de junio, ni las de Buño, ni las de A Silva han recibido el ingreso. Como tampoco José Manuel Ríos, que durante un tiempo hizo tareas de reparto y todavía no ha cobrado el mes de diciembre. «Chamáronme aos dous meses e dixéronme que me pagarían, pero aínda non me ingresaron nada. Está nas mans do avogado», relata.

Imposible contactar

Tanto las ANPA como el personal trabajador consultado han remitido sus quejas al servicio de comedores de la Xunta y a la propia empresa, aunque no es precisamente una tarea fácil contactar con ellos. «Intenteino con tres teléfonos diferentes da empresa, e mesmo por Whatsapp, pero non houbo maneira», relata Olga Reino.

No descartan tomar medidas conjuntas si la cosa no mejora en las próximas semanas. «Cando vin a noticia na prensa púxenme en contacto coas cociñeiras de A Silva e resulta que elas tamén estaban tendo problemas. Se isto segue así ao mellor temos que mirar de tomar medidas entre todas, ou por separado a través das ANPA», explica Alba, una de las gerentes de la panadería a la que la empresa debe el pan desde el mes de febrero.

«Son os máis pequenos os que teñen que pagar o prezo dun sistema de xestión errado»

La Confederación de ANPA Galegas ha mostrado públicamente su apoyo a las agrupaciones de padres y madres que han expresado sus quejas con esta empresa de cátering. Según apunta su presidente, Xosé Antón de la Fuente Subiela, remitirán un escrito a la Xunta de Galicia trasladando las inquietudes de los colegios, e instando además a que se implanten los comedores de gestión propia.

«Cando hai unha empresa privada polo medio está claro, como é natural, que buscará un beneficio económico. Á Xunta non lle resultaría máis caro xestionar directamente os comedores. Ao contrario, aforrarían cartos», señala Subiela, y añade: «Ademais, gañaríase en calidade. Serían produtos moito máis frescos e mercados no comercio de proximidade. As familias terían moita máis confianza e os propios comedores funcionarían moito mellor». Apunta, además, que se trata de «un sistema errado» cuyas consecuencias «soportan tristemente os máis cativos».