«Mallei nel canto puiden»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

ANA GARCÍA

Un hostelero de Malpica echa a puñetazo limpio a uno de los dos encapuchados que le iban a robar

21 feb 2018 . Actualizado a las 20:45 h.

Juan Francisco Rodríguez Álvarez estaba a punto de cerrar su negocio, la cervecería O Mirador, situada en Camiño do Río, junto al puerto de Malpica. Eran las dos y cuarto de la madrugada de ayer. En el local no quedaba nadie, salvo él. Estaba en la parte de atrás, dándole la espalda a la puerta principal.

En ese instante entró una persona. En Malpica lo conocen por el apodo de O Pituco. Pidió un pitillo, Juan Francisco se lo dio y O Pituco se marchó. El hostelero regresó a la parte de atrás de la cervecería y se disponía a fregar. Apenas habían transcurrido unos minutos desde la entrega del cigarrillo cuando entraron dos individuos. Ambos, con pasamontañas puestos. Uno se quedó en la puerta, vigilando. El otro se fue directamente hacia el hostelero. Cuando llegó a la altura de Juan Francisco Rodríguez le soltó: «Abre la caja y dame todo lo que tengas». Le espetó esta frase amenazante mientras lo agarraba por el pecho. Juan Francisco reaccionó: «Vin que non levaba arma ningunha e defendinme», explicó ayer. Y lo hizo a puñetazo limpio: «Comecie a pegarlle sen parar. Non teño moita forza, pero xenio teño dabondo», dijo ayer el mediodía. El compinche, que estaba vigilando que no entrara nadie, huyó corriendo al ver la malleira que estaba recibiendo su compañero.

Mientras, el otro delincuente trataba como podía de esquivar los golpes. «Mallei nel canto puiden», dijo el hostelero afectado, todavía en estado de ansiedad. De los nervios que tenía ni siquiera pensó en quitarle el pasamontañas al atacante: «A verdade é que nin me preocupei diso. Soamente quería defenderme, que non me pegase el a min e que non me roubase».

El ladrón, aturdido por la gran cantidad de golpes recibidos, cayó al suelo en un momento dado y, como pudo, salió huyendo del establecimiento. Por su parte, a Juan Francisco se le rompió una cadena que llevaba colgada en el cuello y dos botones de la camisa. Además, los nudillos de ambas manos presentaban erosiones: «Téñoas con feridas pequenas dos golpes».

Ataque de ansiedad

Una vez pasado el susto, Juan Francisco Rodríguez Álvarez sufrió un ataque de ansiedad. Se puso nervioso por lo que acababa de vivir. Telefoneó a su esposa, Samantha Becerra Ures, a la que contó lo que acababa de ocurrir. Alertaron a la Guardia Civil, que se hizo cargo del caso.

No hay detenidos hasta el momento. Lo que sí hay es parte de la grabación de lo sucedido justo cuando entró O Pituco a pedir el cigarrillo (el local cuenta con una cámara). A partir de ese instante ya no quedaron más imágenes registradas, ni siquiera de la agresión, según confirmó Samantha.

Juan Francisco Rodríguez comentó ayer que no se arrepiente de su actuación, aunque es consciente de que los asaltantes podían haber llevado armas consigo.

No es la primera vez que O Mirador es objetivo de los ladrones. Hace un año ya sufrió la visita de los delincuentes, que se llevaron la recaudación de la tragaperras.