La representación se instauró en 1962, pero el covid la impidió dos años: ¡revívala en este álbum de fotos!
19 ago 2024 . Actualizado a las 00:49 h.A las 13.44 horas de ese sábado 17 de agosto ocurrió el milagro. Lo anunciaron las bombas de palenque. Juan Ramos Toja (Laxe, 1972) resucitó a los pies de la Virxe do Carme. Fue su primera vez, pero no será la última porque la intención de este marinero laxense es volver a hacer el papel de ahogado cuando esté a punto de jubilarse. No pudo esperar porque en el puerto en el que vive y trabaja cada vez hay menos pescadores y se necesitan varios para la representación anual del Naufraxio.
La instauró en 1962 Avelino Lema, fallecido en el 2020, que se trajo el simulacro de Perú y lo adaptó a la idiosincrasia gallega. Van 62 años ya, aunque la pandemia del covid impidió celebrar dos ediciones. Al principio, el papel protagonista, con permiso de la Virxe, solo se podía asumir una vez y cuando en el entorno familiar se había producido una desgracia, pero las cuentas de la cofradía ya no arrojan socios suficientes para esas exigencias. Juan Ramos, aún de la vieja escuela, no se había estrenado y lo hizo ante una multitud de gente de veraneo, llegada desde diversos puntos de España, de locales y de otros gallegos animados a pasar el día en la villa.
Una gruesa capa de niebla cubrió Laxe ya de buena mañana y no se apartó un segundo de la costa, provocando un bochorno asfixiante. La organización de esta fiesta, que es de Interese Turístico de Galicia desde hace once años, repartió gorras para cubrirse, pero poco papel jugaron. La Virxe do Carme recibió a los devotos a mediodía en la iglesia de Santa María da Atalaia, sobre el puerto. Los que no cupieron en el templo esperaron fuera, con los niños que interpretaron la Danza de Arcos, pero la mayor parte del público fue ocupando los muelles para tener las mejores vistas de la representación.
Una decena de hombres sacó a hombros la imagen de la patrona de los marineros. Cuatrocientos kilos de madera tallada y policromada que recorrieron las estrechas calles de Laxe acompañados por la banda Eduardo Pondal. Con esfuerzo fueron salvando cables y estrecheces hasta llegar al paseo, donde los portadores pudieron descansar sus maltrechos hombros y la comitiva, recibir algo de aire fresco del mar.
Mientras todo esto sucedía, otra decena de pescadores se había enfundado ya la ropa de agua y colocado en el centro del puerto una chalana que al llegar la Virxe a la rampa del puerto se hunde justo después de que los participantes avisen del inminente Naufraxio enarbolando bengalas. La tragedia sesenta veces repetida es inminente. Los marineros van postrándose a los pies de la patrona hasta que llega el momento en que dos pescadores depositan el cuerpo del compañero fallecido, que resucita por intercesión mariana.
Más bombas de palenque y la Salve Marinera festejan el acontecimiento. Este 17 de agosto no fue distinto de las ocasiones anteriores, pero siempre emociona, incluso a los propios organizadores, que ven como año a año se hace más difícil encontrar suficientes figurantes. De hecho, Juan Ramos es uno de los que más se ha ganado el papel, puesto que a lo largo de los años ha aportado otros dos participantes, sus hijos Jesús (20 años) y José Manuel (30).
En el mar esperan los barcos que han de participar en la procesión, llenos de gente con ganas de fiesta, música de reguetón y banderas españolas y gallegas, o del Barça, como el Francisco José. El barco principal este año fue el único cerquero, el San José Tres, adornado con palmas, hortensias y banderines, llevando a las autoridades, como el alcalde, Francisco Charlín, que por primera vez cambió el traje de aguas de la representación por la americana de alcalde. También se estrenó el cura, el vimiancés Carlos Camiño, que terminó la nutrida misa, con vivas a la Virxe de Carme y emplazó a los vecinos para las próximas fiestas.