Nace en Laxe una cooperativa de ocho mujeres para gestionar siete centros intergeneracionales

Melissa Rodríguez
melissa rodríguez CARBALLO / LA VOZ

LAXE

Ana Garcia

El proyecto de Casas do Maior para la Costa da Morte espera la resolución de Política Social y empezaría a funcionar este año

12 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Ocho mujeres de la Costa da Morte formadas en la atención a personas con dependencia se han juntado para promover un proyecto de cooperativismo sin ánimo de lucro para crear siete centros intergeneracionales en la comarca. Concretamente en Traba (Laxe), O Couto (Ponteceso), Xaviña (Camariñas), Erbecedo (Coristanco), Cee y Mazaricos.

La asociación tiene su sede en la localidad laxense, donde desde el año 2019 ya existe la primera Casa do Maior de la zona. Se trata de un proyecto piloto que Política Social puso en marcha en 2018. El centro de formación y ocio Colaxe, a través de su responsable Natali Asorey Zorraquino (de La Rioja, pero casada en Laxe), fue de las primeras entidades de Galicia en adherirse.

Su empresa, una vez más, vuelve a ser el punto de partida para esta nueva iniciativa, que ya se ha inscrito en la convocatoria de la Xunta y que espera a agosto para conocer la resolución de subvenciones. El Gobierno gallego cubre casi todos los gastos, al menos para los usuarios, y los concellos juegan un papel muy importante cediendo las instalaciones municipales. Es un proyecto, al fin, de economía social.

«Es como un mini centro de día. Cada sede puede acoger cinco usuarios de más de 60 años, que estén en situación de vulnerabilidad o con grado 1 o 2 de dependencia. Pero en realidad, es un centro abierto, de dinamización sociocultural», explica Natali. Ella es una de las mujeres que decidieron emprender esta iniciativa basada en el cooperativismo. La idea surgió de su paso por Colaxe y de la pasión por su trabajo.

De esta manera, tanto se prestan atenciones personales (ayuda en el aseo, por ejemplo), como manutención y cuidados especiales (toma de tensión, glucosa). Pero lo primordial es «dar apoyo social, relacional», cuenta Asorey. Un aspecto muy importante en este sentido es que «los usuarios compartan actividades con familiares, mayores de ese entorno y, sobre todo, con los niños», añade.

Ana Garcia

En la Casa do Maior de Laxe ya se realizan todos estos servicios. Las promotoras de este nuevo paso esperan, ahora, a conocer la decisión de la Xunta para seguir avanzando, pero el hecho de llegar «hasta aquí», para ellas ya ha sido muy gratificante. «Los concellos se han portado muy bien, la verdad», señala la gerente de Colaxe. Además de ceder instalaciones municipales para tal fin, colaborarían, también, pagando los gastos de luz y agua, entre otros. En el caso de la sede de Coristanco, es la única que está pensada para diez usuarios. Sería doble, pues.

La idea de ser una cooperativa surge, asimismo, para crear sinergias en «formación y gestión». En el caso de que la convocatoria les venga aprobada para alguno de sus proyectos de Casas do Maior en la Costa da Morte, sería por un período de cinco años y las plazas las adjudicarían Servicios Sociales. Se pondrían en marcha este mismo año. El servicio es de un máximo de ocho horas al día y se puede compaginar con el de ayuda a domicilio. En la provincia hay 23 solicitudes.

Un importante paso hacia un futuro mejor

Este grupo de mujeres quiere contribuir a una transformación social. Persiguen convertir las residencias en espacios intergeneracionales a través del intercambio de experiencias de los mayores con otros agentes, como los jóvenes. Natali Asorey alerta de que en unos años, la población mayor se incrementará por el «baby boom» experimentado entre 1955 y 1975. «Ante este panorama urgen centros y políticas encaminadas a crear una verdadera sociedad para todas las edades, hacer que los espacios no sean inflexibles».