Muere Antonio Castro, que fue alcalde de Laxe durante 21 años

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

LAXE

BASILIO BELLO

Fue el primer regidor de la democracia y falleció en el Chuac. Sus restos mortales saldrán a las 16.45 del tanatorio San Antonio

10 feb 2021 . Actualizado a las 21:41 h.

«La política siempre me gustó». Probablemente sea esta la frase que mejor definía a Antonio Castro Lema, como figura pública. Fue alcalde de Laxe durante 21 años y este miércoles falleció en el Chuac, donde estaba ingresado. Fue el primer alcalde de la democracia, en 1979. Tenía 87 años. Su cuerpo será velado en el tanatorio de San Antonio y a las 16,45 de este jueves saldrá en dirección al cementerio.

Inició su carrera en 1966. Ese año intentó por primera vez ser elegido por el tercio familiar para formar parte de la corporación de su municipio. No lo consiguió hasta 1974 y aun así no lo tuvo fácil, porque al cabo de unos meses fue expulsado, con otros cuatro ediles, y terminó siendo readmitido tras presentar una reclamación al entonces Ministerio de la Gobernación.

El carácter peleón que mostró entonces le acompañó toda su vida. «Vas a un organismo a hacer una petición y te dan largas. Tienes que volver a los 15 o 20 días, según la urgencia que haya en el reparto del dinero». Ese, explicaba, era su sistema para conseguir inversiones y no le fue nada mal. A ello también ayudó haber apoyado a Fraga desde el primer momento de su desembarco en Galicia. Después de eso, el presidente de la Xunta se convirtió en un asiduo visitante de Laxe y procuró la realización de obras tan importantes como el paseo marítimo.

En 1999 se despidió de la alcaldía en unas elecciones tan reñidas que terminaron por dirimirse ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que acabó por dar la alcaldía al PSOE al rechazar la petición del PP de contabilizar 5 votos anulados. A pesar de eso, Castro Lema no dio su brazo a torcer y en una carta publicada al día siguiente de la posesión de su oponente, Antón Carracedo, agradecía los 1.317 apoyos del PP y manifestaba su respeto por los «1.316 votos del PSOE», obviando los sufragios rescatados por los jueces.

En la oposición, Antonio Castro mantuvo esa impronta de hombre bregado en la política y el funcionamiento de la burocracia y les puso las cosas difíciles a sus compañeros de partido. Las crisis se sucedieron. En el 2013 aún tuvo las ganas y el valor de montar un nuevo partido político. Siendo aún alcalde reclamaba la mejora de la dársena. «Si no la hacen que el PP no cuente conmigo para gestionarle los votos como hice antes», decía.

En el trato personal era un hombre socarrón, hablador y con mucha retranca. En 1990 se hizo muy fan de Cristal, un culebrón venezolano. Había que esperar a que acabara el capítulo para llamarlo. Era además muy religioso. Llevó durante muchos años la cruz en el Rosario de la Buena Muerte, en Semana Santa.