Los límites de aforo, el gran escollo para el regreso de la música en vivo a las salas

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

LAXE

Ana Garcia

La mayoría trabaja para poder retomar las actuaciones a final de junio o en julio

08 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En medio de los vaivenes sobre la apertura de discotecas y locales de ocio nocturno -este sábado se anunció con sorpresa para el sector que podría ser, tras descartarlo previamente-, la principal preocupación de las salas de música en vivo es el aforo, ya que esa es la clave para la programación de conciertos. Algunos de los negocios, como Filloa Jazz (A Coruña) y A Ventana (Laxe), ya retomaron su actividad, pero, de momento, lo hicieron únicamente como café o bar. «Nos pobos xa é difícil a música en directo, imaxina se hai redución de aforo», afirma Fernando Paredes, responsable del local de Laxe, que apunta que, inicialmente, tiene programado un concierto para el 10 de julio. Precisamente, la mayor parte de establecimientos tiene la vista puesta en finales de junio o ya julio para retomar su programación, ya en la fase 4, explica María Nieto, gerente de la Asociación Galega de Salas de Música Ao Vivo (Clubtura), que reúne a más de una treintena de negocios en Galicia.

«Abrir con aforo limitado al 30, 40, 50 o 60 % no es sostenible», apunta María Nieto. Por ello, están gestionando con las Administraciones «para que esa limitación del aforo no impida el desarrollo de la actividad, porque las salas hacen un esfuerzo con una programación que solo es sostenible con los aforos que están trabajando». La gerente recuerda que estos negocios «están planteados para optimizarse al máximo, no son rentables si no abren al 90%, ya que es necesario el lleno o casi lleno. Somos conscientes de que, de momento, no se va a poder hacer y por eso se trabaja en una línea paliativa que permita suplir esa parte que no se va a poder obtener de entradas o bebida en barra y que pueda permitir que estos meses el sistema sobreviva». La meta es conseguir que «salas y artistas puedan seguir trabajando sin perder dinero». ¿Cuántas pérdidas acumulan ya los negocios? Nieto responde que varía mucho, porque las condiciones de las salas son muy distintas, ya que algunas de alquiler pagan 400 euros y otras 6.000 al mes. «Solo de gastos habrá salas que perdieron 2.000-3.000 y otras 20.000-30.000 euros», dice.

Programación en verano

Desde Clubtura, que este sábado decían que tenían que analizar el anuncio del BOE, también reclaman una reapertura «en las mismas condiciones que el resto de locales. Que uno abra a las diez de la noche y con conciertos no lo convierte en más peligroso que uno que sirva comida a las tres de la tarde». Nieto recuerda que la cultura es una industria que, al igual que una tienda de ropa o perfumería, da trabajo a la gente. «Las bandas necesitan salas para crecer y para que el sistema sobreviva es necesario también ayudar a estas». En estos momentos, Clubtura está manteniendo contactos con Xunta y con ayuntamientos como los de Santiago y A Coruña porque, aunque muchas salas no programan en verano, este año, al no haber festivales, la mayor competencia, podrían hacerlo.

«No podemos hacer un concierto para 50 personas, no pagaría ni los gastos básicos», apunta Antonio Borrazás desde la sala Capitol (Santiago). «Es más fácil hablar sobre junio del 2021 que del próximo mes de julio», reseña Tomi Legido desde la Mardi Gras coruñesa. «Si antes con todo el aforo ya costaba mantenerse, ahora será más difícil», considera desde La Room (Ferrol) Maximino López.

«A situación véxoa difícil ou, máis ben, incerta. Non sabemos como vai quedar todo isto»

p. b. m.

La sala A Ventana de Laxe, acreditada como sala de música y referente en actuaciones en directo en la Costa da Morte, también se mantiene a la expectativa. «A situación véxoa difícil, máis ben diría que incerta. Non sabemos como vai quedar todo unha vez que remate isto da desescalada», valoraba ayer por la tarde su responsable, Fernando Paredes. Explica que tiene la programación diseñada, pero va a esperar a ver qué hace con los conciertos. Incide, también, en la cuestión del aforo: «Hai que ver que límites nos van poñer e a partir de aí decidir, porque se o aforo é dun 50 % entón é moi difícil rentabilizar un concerto». También ve complicado que, en momentos de ocio como son estos, todos cumplan a rajatabla, por ejemplo, la cuestión de la distancia social: «A xente acábase mesturando». Son tiempos de espera, pues, para las salas de música.