Teresa no tiene quien la lleve al colegio

C. Viu / A. García CARBALLO / LA VOZ

LAXE

ANA GARCÍA

La licitación del transporte adaptado quedó desierta y la familia debe hacerse cargo

09 nov 2018 . Actualizado a las 21:27 h.

Teresa cursa cuarto de primaria en el colegio Cabo da Area, de Laxe. Padece una enfermedad tan rara que ni siquiera tiene nombre, solo cuatro letras y un número que hacen de la niña una ciudadana absolutamente dependiente. La menor es uno de los 42 casos que se estima que existen en España de encefalopatía epiléptica KCNQ2. No habla, se comunica a través de pulsadores, pero es capaz de responder a preguntas, por lo que fue escolarizada desde que cumplió 3 años. Lleva cuatro en Laxe y este curso le comunicaron a la madre que no tendría transporte al quedar desierta la licitación del lote «por falta de interese das empresas de transporte en realizar o servizo para levar a Teresa desde o seu domicilio ao seu centro escolar e non disporse de taxi adaptado no concello». La solución que aporta Educación para que la niña sea escolarizada tal cual exige la ley es que la familia «se faga cargo de levala ao colexio de mércores a venres durante o curso escolar 2018/2019».

Desde que en Aspaber, en Carballo, abrieron un centro educativo especial, muchos padres de niños con necesidades encontraron una forma de hacer frente a la continua reducción de los servicios de apoyo en los centros públicos, y la madre de Teresa, Claudia Bajo, fue uno de ellos. «Cuando le quitaron las terapias en el materno ya me recomendaron escolarizarla en el sistema combinado para continuar con el tratamiento», explica. Así, la niña va a Carballo lunes y martes y al colegio de su pueblo los otros tres días de la semana. Hasta Aspaber la sigue llevando un transporte adaptado, el mismo que el curso pasado la trasladaba desde su casa al Cabo de Area. Ahora ya no. Ni Tere interesa ni la Administración la ha hecho interesante.

Claudia Bajo no puede ni quiere aceptar la situación y no entiende qué le puede solucionar que Educación le pague 51 euros por cada día que lleve a su hija al colegio. «Yo no quiero el dinero, porque es una forma de que escurran el bulto. Hablé con el jefe de Transporte de la consellería de Educación y ahora sé que es un derecho que tienen los alumnos», explica. Mientras, qué remedio, es ella quien traslada a su hija hasta el centro educativo, pero no es nada fácil la operación. Tiene un utilitario normal, por lo que ir al colegio se convierte en un trabajo complicado.

Sale de casa con la niña en la silla de ruedas, tiene que cogerla en brazos, sentarla en el coche, desmontar la silla de ruedas y meterla en el maletero. Al llegar a la escuela debe repetir la operación, pero en sentido contrario. Y así dos veces al día tres días a la semana. La pequeña crece y sus 18 kilos actuales ya se hacen algo pesados para su madre. Los lunes y los martes solo es necesario empujar la silla por la rampa del vehículo y asegurarla. No hay ninguna necesidad de moverla de su transporte rosa fosforito.

Teresa es la única niña con necesidades severas en Laxe. Cuando con 3 años iba al Xesús San Luís Romero de Carballo, su madre ni siquiera tuvo que preocuparse por solicitar el transporte especial, porque la Xunta concentró en ese centro a todos los escolares con problemas de movilidad del municipio. Pero ahora Teresa está sola y su madre debe pedir el servicio todos los cursos. También debe reclamar y quejarse por su cuenta, aunque poco caso le han hecho hasta el momento.

Durante cinco años, Teresa tuvo una cuidadora, que su madre tuvo que reclamar en su momento. De un día para otro se la quitaron para poner a otra. «Mi hija necesita un referente y mucha estabilidad para poder rendir a nivel educativo y académico», explica Claudia. Ahora que solo va tres días a la semana al colegio tiene dos cuidadoras, que además tiene que compartir con los colegios Cee y A Ponte do Porto, donde «hay un niño que un día a la semana no va al colegio porque no tiene nadie que le asista. Las necesidades de Teresa han dejado muy coja la atención en el Eugenio López ceense, cuya directora dice que tiene «moitísimos rapaces» con necesidades especiales, ya que se trata de un centro con 360 alumnos. Tienen dos asistentes y comparten uno de ellos dos días con Laxe. El tercero de Teresa es el que le «quita» al niño de A Ponte do Porto.

Reclamaciones

Claudia Bajo ha reclamado a Educación en varias ocasiones y lo ha hecho también en nombre de «todos os alumnos con necesidades específicas», pero tiene claro que no puede librar todas las batallas: «Me muevo por mi hija, aunque sé que todos los niños tienen los mismos derechos». Pero no puede llegar a todo.

Forma parte de la asociación KCNQ2 España, en la que solo hay catorce familias, un buen número teniendo en cuenta la rareza de una enfermedad que afecta de forma distinta a cada paciente. Teresa es un caso severo de la dolencia, pero el principal problema que tiene ahora es ir al colegio.