Los temporales varían la configuración de las playas de la zona

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

LAXE

Ana Garcia

Los ríos de los arenales de Razo y Laxe han cambiado su curso, y la arena de Arnela, en Corme, invadió una parte del paseo

16 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ocurre casi cada invierno, pero cada uno a su manera: el oleaje y las tormentas, el viento y la cantidad de lluvia dan como resultado una orografía variable en algunas de las playas de la Costa da Morte. Los cambios se han acelerado en las últimas semanas, especialmente tras Felix y Gisele.

En Razo, los asiduos al arenal han ido comprobando cómo se desplazaba el curso del regato de Oza y Pardiñas, el que corta o divide (según el momento del año) la zona de la explanada. Estos días el giro es de casi 90 grados y, en vez de desembocar casi recto, como siempre, pone rumbo a la izquierda hasta morir más o menos frente a la caseta de los socorristas. Seguramente el Concello tendrá que emplear, de nuevo, y con el permiso y supervisión de Costas, una excavadora para volver a allanar la zona. Porque, más que la variación del cauce, que también, lo que impresionan son sus paredes verticales en la parte final, de 4 metros o más. Una gran barrera de arena que no ha dejado de crecer en los últimos quince días, y tal vez superior a la del año pasado, que ya era muy elevada. Por momentos, el río fractura al completo la playa y aísla una zona de otra. Al menos ahora es un cauce único. Los veteranos recordarán cuando los regatos de Oza y Pardiñas desembocaban cada uno por su lado, hasta que se unieron y encauzaron. Algún disgusto han seguido dando por sus mediciones de fecales debido a los vertidos que llegan desde alguna zona superior, aunque han ido mucho a menos.

En todo caso, ha habido inviernos mucho más duros, con los bolos de A Cabreira todos a la vista, o la explanada de A Pedra do Sal, e incluso alguna roca próxima al Teirón. Junto a los taludes, la profundidad media de la arena es de unos seis metros.

También suele variar el curso del río en Seiruga, aunque este invierno ha tenido menos incidencia. En la playa de Laxe, el Rego de San Amedio sí ha serpenteado más en la arena de lo que suele verse. Son variaciones llamativas, pero lo que más afecta a los vecinos de los temporales son los efectos secundarios. El alcalde de Ponteceso, Lois García Carballido, se quejaba ayer de los numerosos cortes de luz generados por las tormentas. Todavía ayer se estaban reparando algunos puntos, además de retirar arena en el paseo de la playa de Arnela.