La playa de Baldaio se queda sin la limpieza mecánica para proteger a la píllara

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

LAXE

Ana Garcia

La prohibición afecta a más de 3,5 kilómetros, de las dunas hasta la línea de mar

12 jun 2017 . Actualizado a las 18:36 h.

La playa de Razo y, sobre todo, Baldaio, es ya uno de los santuarios de la píllara de las dunas o chorlitejo patinegro, una pequeña ave protegida debido a su amenaza de extinción, de la que solo constan unas 80 parejas en el litoral gallego. Y una de las medidas obligatorias para preservarla es evitar el uso de medios mecánicos para la limpieza de los arenales, las habituales trilladoras. 

Así que, cumpliendo la normativa (un decreto del 2014 que no en todas partes se cumple, como lamentan los grupos conservacionistas), esta temporada no se realizarán las limpiezas de un lado a otro con los tractores, sino que no quedará más remedio que hacerlo a mano. Se trata de un tramo de algo más de 3,5 kilómetros, entre la desembocadura del riachuelo de Arnados y hasta el río de As Saíñas, todo a lo largo de las dunas. Y no solo a pocos metros de estas, sino en toda la extensión de la playa, desde la propia zona dunar hasta el límite con el agua, esté como esté la marea. El año pasado, desde agosto, se extremaban las precauciones, manteniendo las distancias de seguridad con las zonas de nidificación, pero esta temporada ni siquiera eso: a los operarios no les quedará otra que hacerlo todo a mano. Incluso así existirán algunas limitaciones, por ejemplo dejar de lado las algas en la arena, ya que también son clave para garantizar el desarrollo de las píllaras. El personal ya ha recibido los cursos de sensibilización correspondientes. De momento, estas medidas estrictas se mantienen durante varias semanas. Después, podrían variar o adaptarse, para lo que los responsables de Medio Ambiente y playas de Carballo tendrán que analizar los detalles con Conservación da Natureza.

En el largo tramo de arenal afectado hay cuatro grandes áreas acotadas para la cría de la píllara, con dos perímetros diferenciados: el exterior, con unas cuerdas o cordeles. y el interior, con malla, para la nidificación. Unos carteles ya advierten de que se trata de un área restringida, a la que no se puede acceder. Pero no siempre se cumple. Obviamente, las trilladoras ya no van a suponer un problema para su supervivencia, puesto que no se usarán. Hay otros peligros cotidianos -y sancionables-, como los perros sueltos. El mayo del año pasado, agentes de Medio Ambiente investigaron los daños causados por unos canes. Cualquier paseante por la zona sabe que no es raro verlos. El sábado por la tarde, por ejemplo, en apenas una hora pasaron al menos dos justo al lado. Y pese a que no causaron destrozos, el riesgo siempre existe. El otro peligro está en el uso indiscriminado de vehículos de motor, que alguna vez se escapan de las prohibiciones. No es tampoco raro ver algunas huellas por el entorno.

Costa da Morte

No solo hay píllaras en Razo-Baldaio. También, en el resto de la Costa da Morte, en determinadas áreas del litoral pontecesán, Laxe, Nemiña o Rostro. En el resto de Galicia, la comarca de Barbanza es una de las zonas más importantes, con numerosos asentamientos. Por el norte, en Valdoviño y Ferrol.

El arenal carballés da cobijo a uno de los principales asentamientos de Galicia