El edil más joven de la zona Diego Soto Pereiro, de 20 años, acabó su formación en Fonteboa tras dos meses en Irlanda
21 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Diego Soto tiene pendientes tres entrevistas de trabajo. El sábado se graduó en Fonteboa y ya le están llegando ofertas de empleo. Forma parte de la última promoción del ciclo superior de Xestión e Administración de Empresas Agropecuarias, es el concejal más joven de la Costa da Morte y el yerno que toda madre quisiera tener. Serio, formal, emotivo, trabajador, sensato, el edil del PP de Laxe es, a sus 20 años, un caso extraordinariamente raro: le gusta la política como servicio a los vecinos, quiere vivir del campo y no le importaría irse a trabajar fuera, pero si algo define a Diego es su sentido de la responsabilidad.
El sábado, cuando habló en nombre de sus compañeros en la clausura del curso, no pudo evitar la emoción. «Son catro anos de convivencia. No son só compañeiros de clase, vivimos xuntos na residencia, cinco días a semana, e agora cada un vai polo seu lado», explica.
El trabajo en el campo no le viene de familia. Sus padres regentan el bar-supermercado A Torre, en la parroquia de Nande. Cuando era un crío iba a la granja de un vecino porque le gustaban los animales. Fue un compañero del Cabo da Area el que le habló de Fonteboa y supo que quería ir allí.
La política si le viene de tradición. Su padre fue concejal y él, con solo 19 años, se convirtió en el edil más joven de la Costa da Morte es uno de los de menos edad de Galicia. La dimisión de dos compañeras lo llevó hasta el salón de plenos y está encantado con ello. «Estou alí para solucionar problemas e intentar colaborar», dice, pero no está muy satisfecho de como el PSOE lleva el Concello. Se queja de que las cosas siguen igual de abandonadas y cita las cunetas sin limpiar y la falta de un presupuesto.
Es responsable para todo. Llevó los estudios al día y terminó con notables y sobresalientes. Incluso en el momento de la juerga le puede la seriedad, «nunca facer tonterías», dice. Se ve casado y con hijos y no se queja de su éxito entre las chicas. Tampoco rechaza la posibilidad de que un día llegue a ser alcalde de Laxe.
Dice que en la política es fundamental la experiencia. Él la obtuvo acompañando a su padre a reuniones y mítines y ahora la adquiere por si mismo y con ayuda de los otros miembros del grupo municipal, del que dice que trabaja como un equipo, con reuniones muy frecuentes. A pesar de tener solo 20 años se le ve a gusto con gente de más edad.
Respeta a los políticos, cree que la idea de que no hacen nada es totalmente equivocada. «O que é político teno que currar» asegura. «Parece unha cousa máis fácil, polo boca a boca na aldea, pero non é así», explica. Lo peor es estar en la oposición, dice, «traballas e ninguén o sabe, só ti e os teus».
Su experiencia más reciente ha sido una estancia de dos meses en una granja cerca de Cork, en Irlanda. Regresó el día 9 de junio y dice que lo pasó muy bien, aunque reconoce que las dos primeras semanas tuvo que adaptarse a la forma de trabajar,
Allí la ganadería es extensiva. «Traballan para vivir e nós vivimos para traballar», explica. Las jornadas de doce horas que hacen los ganaderos en la zona no se parecen en nada a las que vivió allí. «Muxes e arranxas un pouco os pastos, e listo», resume.
Como muy pocos políticos de la zona, y de Galicia, se arregla con el inglés. Lo comprendía todo, pero hablar le costaba bastante más. Eso sí, lo más variado de su vocabulario en la lengua de Shakespeare tiene que ver con los establos y los animales.
Le gustó Irlanda, «é unha Galicia apartada», el paisaje llano y verde, con menos árboles que en la Costa da Morte y las parcelas cerca de la casa. Aquí cuestiona el minifundismo, que hace que el ganado no pueda estar fuera, lo que hace mucho más complicado el manejo. Además, la dispersión de las fincas obliga a hacer «un lote de quilómetros coas máquinas».