El director gallego Óliver Laxe gana el premio de la Semana de la Crítica en Cannes

La Voz AGENCIAS / LA VOZ

LAXE

El jurado destaca la «narrartiva espiritual» de su segundo largometraje, «Mimosas»

19 may 2016 . Actualizado a las 21:50 h.

La película Mimosas, un viaje místico por el Atlas marroquí dirigido por el gallego Óliver Laxe, ha sido galardonada con el gran premio de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes. El jurado, presidido por la directora francesa Valeria Donzelli, y en el que también estaba integrado el ganador del año pasado, el argentino Santiago Mitre, decidió reconocer este filme de bella factura y narrativa espiritual en la sección del certamen reservada para las propuestas más innovadoras.

Mimosas es una coproducción entre la española Zeitun Films, la francesa Rouge International y La Prod, de Marruecos, donde se rodó la película. El equipo se desplazó a diferentes localizaciones como las montañas nevadas del Anti-Atlas, el lago Ifni, los valles de Tamalloute o las Gargantas de Achaabou. La productora define la cinta como «un cuento épico sobre la fe», que tiene como protagonistas a Ahmed, Said y Shakib. Los dos primeros son unos buscavidas que se ofrecen a transportar el cadáver de un maestro sufí a Sijilmasa y así cumplir su última voluntad de ser enterrado junto a los suyos. Al mismo tiempo, en un mundo paralelo, Shakib es escogido para viajar por las montañas hasta donde se encuentra la caravana que lleva el difunto, con la misión de ayudar a que lleguen a su destino.

«Es una cinta de aventuras, pura ficción, y a la vez un relato épico en dos vertientes: una, exterior, el recorrido de la propia caravana, y otra, interior, la que viven algunos de los personajes que se encuentran en un momento de su vida, en una suerte de transformación», aseguraba hace unas semanas Óliver Laxe. En este contexto viajero, el paisaje adquiere una especial relevancia y excede la función de mero decorado, para asumir el papel de un personaje más.

Todos vós sodes capitáns, su primera película, también había sido rodada en Marruecos, en concreto en Tánger, y se inspiraba en el trabajo del director como monitor de un taller de cine para niños de la calle. Además del premio Fipresci recibió otros galardones, como el del festival Play-Doc de Tui.