Manuel Castro y Lurdes Mallo abrieron a Casa do Boi tras 17 años como hosteleros
20 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Después de 17 años regentando el Mesón Alto do Vento, Manuel Castro y Lurdes Mallo decidieron que era el momento idóneo para abandonar las comandas y el trajín de los fogones, las parrillas y el incesante ir y venir de clientes. «Foron moitos anos pelexando. Tiñamos esta oportunidade diante nosa e decidimos lanzarnos», explica Manuel Castro, conocido popularmente como Lito. Habla de la casa que, justo delante del que es el hogar de la familia, convirtieron en el albergue Casa do Boi que, además de su estilo tradicional esconde un vello jardín donde desconectar de la frenética vida urbana.
El hospedaje ya se ha convertido en una parada indispensable para aquellas personas que están haciendo el Camino hacia Fisterra. Ubicado en el lugar de Ventosa, en Ames, queda a unos 10 kilómetros de distancia de la capital gallega. Aquellos que se toman la ruta hacia la Costa da Morte con mayor calma, lo encuentran idóneo para dividir la primera etapa en dos trozos, pernoctando allí una noche: «O negocio está funcionando moi ben. O Camiño está vivindo un auxe total e a verdade é que estamos traballando moi ben».
Para poner a punto el albergue, tuvieron que habilitar una «casa que estaba practicamente en ruínas. Cremos que quedou moi ben. Queríamos manter a filosofía de estarmos nunha zona rural. A verdade é que aos clientes que veñen gústalles moito». Ese cambio hacia una vida más tranquila y sosegada ha sido posible gracias a la colaboración de sus hijos, que echan una mano al matrimonio desde la recepción y con las redes sociales, ya que el local también ofrece desayunos, comidas y cenas. El cambio, reconoce el propio Lito, ha resultado un éxito: «Queríamos algo máis tranquilo e, aínda que o albergue da traballo, temos un total de 24 prazas de hospedaxe. Non é o mesmo que levar unha parrillada».
Los locales
Aunque el público foráneo acostumbra a ser mayoría, Lito reconoce que también «hai clientes de aquí, pero moitos están facendo o Camiño a Fisterra, iso é certo». Los vecinos de Ventosa todavía siguen visitando la Casa do Boi para tomarse algo en su espectacular jardín, que brilla con más fuerza cuando empieza el verano. Con el éxito en sus manos, hay días que la reformada casa incluso se queda pequeña. «Faríanos falta unhas cantas habitacións máis», admite entre risas Lito Castro.