Delfines y el Himno Galego con la gaita frente en Fisterra: un emotivo viaje en dorna

FISTERRA
La embarcación Nai, de Ribeira, navegó dos veces frente a la Costa da Morte
06 sep 2023 . Actualizado a las 09:53 h.El 28 de julio salía hacia Sada la dorna Nai, desde su puerto de Ribeira. Acudía al encuentro de embarcaciones tradicionales de Galicia, que se celebra cada dos años. Y el 28 de agosto llegaba de vuelta a casa. Antes, subida y bajada, con para y fonda en Fisterra y en Corme. La dorna es una embarcación pequeña (varía según su función), histórica en las tierras de Barbanza y de la ría de Arousa, sobre todo dedicada a ciertas artes de pesca (pulpo y xeito). Las del paseo eran muy excepcionales, muy escasas: se conocen como el tipo Nai y, en este caso, no se complicaron con el nombre, que comparte con su tipología.
Viajaban a bordo tres tripulantes, que con este navío forman parte de la (Real e Ilustre) Cofradía da Dorna, una asociación que es toda una institución en Barbanza. Era la primera vez que el velero con motor, de siete metros y medio de eslora, hacía un viaje tan largo, y para la singladura le fue a tocar justamente un tramo complicado, el de la Costa da Morte, especialmente con olas de cuatro metros y medio, viento de 25 nudos y un mar de respeto. Pero todo fue bien. Realmente, muy bien, porque además de que el tiempo acompañó, también les hicieron compañía, durante mucho tiempo y en varios puntos, los delfines. Muchos delfines, de manera permanente.

Y tal vez el momento más emotivo (de muchos: los recibimientos también lo fueron) se vivió al doblar el Cabo Fisterra, hace unos días, ya de camino a casa. «Foi unha emoción espectacular. É un cabo emblemático, e pasalo a vela, cunha embarcación deste tipo... Tremendo. Meu pai foi mariñeiro de dorna, e meu avó, tamén», explica Anxo García, uno de los tres de a bordo. Y tanto se emocionó que cogió su gaita, se subió a la parte de proa, y empezó a tocar el Himno de Galicia. Hay alguna nota que falla algo (bromea), pero se disculpa, sin ser necesario, con que era muy complicado mantener el equilibrio en ese momento.
Esta Nai es relativamente reciente, de 1994, pero está llena de historia, porque surgió en parte de otras dos embarcaciones. De una, el Tambo, se aprovechó algún elemento, pero no la madera ya desecha estaba destinada a ser leña. Y la otra iban a ser os restos del Santo Grial, abandonada en la rampa del antiguo varadero del puerto de Ribeira, ya en estado terminal. Pensaban que no, pero era ya irrecuperable, aunque al menos se pudo construir una réplica. Y el mástil es de un tronco que apareció aboyando en el mar más allá de Sálvora, recogido por marineros de Aguiño para evitar que fuese un peligro para la navegación. Las velas iniciales fueron las de la primera Nai, pero fue necesario poner otras más adelante: es una historia de recuperación que da mucho de sí, detalle a detalle.