El Cabo Fisterra, ya se sabe, lo logró en el 2007, cuando solo era un acuerdo entre varios países para premiar lo mejor de la historia europea, y se lo sacaron siete años más tarde, cuando logró categoría oficial de la UE y se reevaluaron todas las opciones. Dos de las cuatro que había pasaron (Archivo de la Corona de Aragón y Residencia de Estudiantes). El Monasterio de Yuste, en Extremadura, lo perdió, al igual que Fisterra. Precisamente hace un mes se supo que el Gobierno español ha propuesto de nuevo Yuste, ya la resolución tardará en saberse.
La concesión de Almadén, que viene de hace más de dos años, casi coincide en el tiempo, ya que la pandemia ha alternado todos los plazos. Pero el problema de fondo es que Fisterra va a ser el único lugar de los cuatro iniciales que se quede fuera de esta lista tan selecta, una especie de Patrimonio de la Humanidad pero solo para el continente, con el aval del Gobierno y de la Comisión Europea, y con ayudas para la promoción. Ya se verá que pasa de nuevo con Yuste, pero al menos lo van a intentar.