El Fisterra gana el derbi contra el Laracha por 3-0 y se mete en el grupo de ascenso

Fisterra y Paiosaco repitieron el triunfo de la primera vuelta frente al Laracha y el Boimorto, respectivamente. Ambos ganaron sus duelos, lo que permite a los primeros meterse en los puestos que permiten luchar por el ascenso, y escalar hasta la tercera posición a los segundos a falta de cuatro partidos para las dos escuadras.

Capelo y Makaay, protagonistas en el Ara Solis

El Fisterra ganó el derbi contra el Laracha en el Ara Solis por 3 a 0. Muy pronto se les puso de cara el encuentro a los locales, al señalar el árbitro penalti por agarrón al delantero Capelo y este lo transformó en el 1-0. Los fisterráns jugaban con el viento en contra y, aun así, el otro artillero, Makaay, elevó el marcador al recoger un centro y marcar desde fuera del área y por toda la escuadra. Apenas unos minutos después, Capelo, de nuevo, remató en boca de gol otra jugada por la banda derecha. Los visitantes inquietaron con el marcador a cero por medio de Pape, pero todo se quedó en un susto para los anfitriones.

Luego de la reanudación, incluso pudieron tomar una ventaja mayor los verdes con dos tiros al larguero de los arietes y otras dos llegadas que pusieron en apuros al arquero Míguez. Fue un partido que los hombres de Juan Porrúa controlaron en todo momento.

Doble penalti a favor de los paiosaquistas en O Carballal

A unos 130 kilómetros, en O Carballal, el Paiosaco también fue protagonista. Se impuso al Boimorto por 1 a 3. El encuentro también empezó de la misma manera, con pena máxima para los locales por cortar a Cristian en un uno para uno. El propio delantero lo transformó en el 0-1. El otro ariete, Iván Amor, incrementó la cuenta con un cabezazo. Antes del descanso, Figurín aprovechó el rechace a una falta para recortar distancias. Y es que fue a balón parado como los locales les hicieron pasar más apuros a los visitantes.

Después del paso por vestuarios, los anfitriones se volcaron en el área defendida por Mallo. Aun así, el Paiosaco llevó el peso del duelo y generó peligro a la contra. Fue en los últimos compases cuando sentenció, de nuevo, desde los once metros. Un centro que iba a rematar Iván Amor se topó con la mano de un adversario y Álex no perdonó.

Fichas

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