Cofradías de la Costa da Morte animan las reclamaciones para que el ISM siga prestando servicios

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

Protestas, en su día, contra el cierre del ISM en Fisterra
Protestas, en su día, contra el cierre del ISM en Fisterra XESÚS BÚA

La negativa de celebrar cursos sanitarios en Fisterra y Malpica ha desatado una nueva oleada de críticas y obliga a los armadores a perder jornadas de trabajo

26 feb 2022 . Actualizado a las 18:39 h.

Cerca de 1.200 personas están en el Régimen Especial del Mar en la Costa da Morte, pero los servicios que les presta el Instituto Social de la Marina, el ISM, son casi testimoniales, sobre todo a raíz de la pandemia. Hace algo más de un año las críticas se centraron en las revisiones médicas que no se realizaban en la oficina de Corcubión porque no había personal médico para hacer las revisiones, que son imprescindibles para poder embarcar. Hubo incluso protestas y reuniones y finalmente se recuperó el servicio. Ahora, las quejas se refieren especialmente a los cursos sanitarios, que deben repetirse cada cinco años o actualizarse antes de que caduquen. Tanto en Fisterra como en Malpica tienen listas de unos 40 armadores en cada caso que necesitan renovar el título, pero el ISM envía a los pescadores a otros centros, lo que les obliga a perder días de mar.

Las cofradías, sobre todo las más afectadas, animan a los usuarios a que presenten las correspondientes reclamaciones, puesto en la última reunión con el ISM, que terminó de forma abrupta, las funcionarias del servicio estatal alegaron que no constaban quejas. La pérdida de servicios ha sido constante en los últimos años. Ya en el 2009 intentaron cerrar la oficina de Fisterra, que terminó por mantenerse a base de protestas, pero desde que comenzó la crisis del coronavirus las cofradías han ido asumiendo labores que correspondían al ISM, como es la tramitación de altas y bajas e incluso las revisiones del botiquín. Desde los pósitos se quejan de que tienen a su propio personal realizando tareas que no les corresponden y sus sueldos salen de sus presupuestos.

BASILIO BELLO

«Fixen o curso por Internet, pero teño que ir a Ferrol ás prácticas»

A Joaquín Fábregas, de Fisterra, le había caducado la formación sanitaria hacía 6 meses cuando decidió hacer la renovación vía internet. Tiene 44 años y ordenador en casa, por lo que no tuvo demasiadas dificultades para acceder al curso, aunque sí para completarlo. «Estiven das seis do serán ata ás dúas da mañá», explicó. Lo peor es que ahora tiene que hacer las prácticas, unas pruebas que tienen que ser presenciales y lo más cerca que le ofrecen es Ferrol. Hace unas tres semanas que terminó la formación teórica, pero para concluir el ciclo tienen que esperar hasta el 23 de marzo. La cuestión es que perderá todo el día de trabajo y en la embarcación en la que están son solo tres personas, con lo que los dos que quedan tendrán más faena esa jornada.

De todos modos, se han organizado bastante bien porque él es motorista y su hermano, patrón. Así, aunque falte uno de ellos no tienen necesidad de amarrar el barco como les sucede a otros muchos. Explicó Joaquín Fábregas que el curso está formado por 13 temas y por cada uno hay que hacer un examen. Solo está permitido un 25 % de fallos como máximo. Si se supera este porcentaje hay que volver a repetirlos. «Tiven que facelo varias veces porque de 15 preguntas só podía errar en tres e era difícil», dice. Reconoce que si tuviera más edad a lo mejor le habría resultado más complicado manejarse en internet. Explicó que también se podía hacer con el teléfono, pero que podría ser «moito máis incómodo».

«Paguei 120 euros para non ter que perder días de mar»

Juan Alberto Moure no esperó hasta que le caducara la formación sanitaria, lo que ocurre a los 5 años. Se decidió por la actualización porque es solo de una jornada, pero ya sabía que en Fisterra no iban a impartir los cursos, por lo que se decidió a hacerlo en Noia, donde una veintena de armadores montaron un grupo de whatsapp para poder organizarse. Lo consiguieron y contrataron a una empresa. «Paguei 120 euros para non ter que perder días de mar», explica. Era el mismo problema que tenían el resto de los asistentes. Él es el patrón de una embarcación, por lo que si debía trasladarse para el curso, no había trabajo para nadie y la pérdida hubiera sido mayor, para él y para los dos tripulantes que lleva.

Recuerda que en años anteriores, cuando las clases eran en Fisterra o Corcubión podía ir al mar por la mañana, y al curso, por la tarde. Lamenta que tenga que pagar por un servicio que deberían ofrecerle gratuitamente, sobre todo porque, según le explicaron, unos 400 euros de lo que paga a la Seguridad Social se destinan a formación. «Era mellor que non no lo quitaran e que puideramos xestionar nós os cartos e deixarnos de tantos rollos» explica. También se queja de que los servicios del ISM se hayan reducido al mínimo y recuerda los problemas que hubo con los reconocimientos médicos, ya que la falta de personal sanitario hizo que tuvieran que realizarse también fuera de la Costa da Morte.