John Paul Britto, nuevo cura de Fisterra: «Quiero levantar la espiritualidad»

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

cedida

El sacerdote vivirá sus primeras fiestas patronales tras tomar posesión el domingo

08 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Estas serán las primeras fiestas de John Paul Britto al frente de la parroquia de Fisterra, aunque la lleva de forma provisional desde noviembre del año pasado, por lo que ya tuvo que afrontar una Semana Santa adaptada a las restricciones de la pandemia. Hoy dará la misa a las 12.00 en la iglesia de Santa María das Areas, para la que tiene proyectos. Uno de ellos es la reparación del tejado.

«En febrero y marzo, cuando llovía me caían gotas de agua sobre la cabeza», recuerda. La cuestión es cómo conseguir que los arreglos se realicen. También tiene pendiente de la cuestión de lo que se ha dado en llamar Porta Santa, a la que él se refiere como del perdón. Entiende que haya feligreses a los que les urja su apertura, pero pide tiempo para hacerlo de forma adecuada. «Yo digo que hay que hacerlo con un poco de calma, preparándolo bien, estudiándolo. La gente no tiene paciencia». Señala que se le debe dar al acto «la importancia que merece y hacerlo en el momento oportuno» y señala que la responsabilidad de la parroquia «es del párroco», pero también que está abierto a todas las colaboraciones.

Reconoce que uno de los motivos por lo que hay interés por la Porta Santa es por los peregrinos. Sin embargo, señala que desde hace dos meses oficia una misa del peregrino a las 18.00 horas «con poca gente». Comprende que quizá eso es así porque se le ha dado poca publicidad, pero aunque Santa María das Areas «es un santuario», siente que hay que dar «más fuerza» al final del Camiño de Fisterra. «Quiero levantar la espiritualidad», señala.

Entiende que una cosa es el turismo y el peregrinar laico, pero señala que a la Iglesia lo que le preocupa es otra cosa. Entiende que muchos acudan «para ver la puesta de sol», pero que para él eso no es lo principal.

Lleva ya diez meses de forma provisional en Fisterra y afirma que en este tiempo ya ha ido conociendo a los feligreses y que ya cuenta con la ayuda de muchos de ellos. La intención es que le ayuden a «construir» a muchos niveles. En el plano más material además del tejado de Santa María das Areas lo que más le preocupa es la capilla del Buen Suceso. Su intención es buscar la fórmula para conseguir ayudas para acometer la reparación.

Formación

Por lo que respecta a la gente, John Paul Britto centra su atención en tres grandes grupos y en todos da importancia a la formación. Ya ha puesto en marcha un pequeño grupo de monaguillos, de los que carecía la parroquia. Quiere así dirigir la participación de los más jóvenes. Por eso, la misa del domingo ya se realiza para ellos en la rectoral, porque «no es igual dirigirse a un niño de 7 o 8 años que a una persona de 50 o de 60. A los mayores hay que hablarles de otra manera, ir en una línea diferente», explica.

También diferencia a los jóvenes, sobre todo a las parejas, a las que invita a acudir y a las que ofrece ayuda. En un tercer ámbito están los mayores, sobre todo a los que están solos, que convoca en la casa de Cáritas para actividades que les permitan relacionarse. Este programa en tres partes es lo que él denomina «formación de la fe en cada etapa de la vida».

Para hoy espera una buena asistencia a la misa, como la que hubo el domingo cuando fue su presentación. Recuerda que estuvo presente en el acto el alcalde, José Marcote, y que entonces ya le ofreció su ayuda en distintos asuntos «en la medida que él pudiera». Señala que le agradeció sus palabras.

El trabajo que tiene por delante en Fisterra, llevando también las parroquias de A Pereiriña y Sardiñeiro, no es poco, pero considera que está preparado, puesto que es un hombre joven. «Tengo edad para hacerlo», dice.

Cuenta con la ayuda de su compañero Arun Raja y de otro sacerdote recién ordenado, lo fue el 12 de agosto, que también llegará de la India, una vez que terminen las gestiones con el consulado. Los tres son de la orden de los guanellianos, que en Galicia llevan tiempo vinculados al Camiño de Santiago.