Una geografía de arena, mar y pinos, que, junto con mi pueblo, Corcubión, forman el centro del mundo
25 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.«Como todas as atardecidas do verán dos últimos trinta anos, abrigado cun xersei decidiu pasear pisando descalzo a fresca area da praia», dice el estudioso que relata la vida de O Cantolo en la novela Escapado. Do monte do Pindo ao exilio pasando pola illa de San Simón.
Y, esa playa, la de Langosteira, en el concello de Fisterra, es el lugar escogido en el que dejé más huellas en el transcurso de mi vida, aunque siempre quedaron pronto borradas por las pisadas de otros caminantes, o por las repetidas mareas que nunca se interrumpen, unas veces mirando al azul y lejano horizonte Atlántico, otras al imponente promontorio del Fin de la Tierra, también al legendario monte Pindo, o a la masa de pinares y al perfil del monte de Mallas. Una geografía de arena, mar y pinos, que, junto con mi pueblo, Corcubión, forman el centro del mundo. Es aquí, pues, sobre esas blancas arenas del arenal de Langosteira, en las que paseando en las primeras horas de la mañana, o también en los atardeceres de los veranos, durante más de cincuenta años busqué el descanso del guerrero, y también la reflexión y la inspiración que la playa me proporciona para mis trabajos de investigación histórica, literarios o de ensayo.