Singularidad, educación y masa crítica: el futuro de la Costa da Morte

Patricia Blanco
P. Blanco CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

BASILIO BELLO

Nueve personalidades de diferentes ámbitos mantuvieron ayer un encuentro en Fisterra

04 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Singularidad, educación, iniciativa, identidad, masa crítica, conocimiento, consenso... Conceptos como estos fueron muy pulsados ayer en la primera edición del foro «Mirando pola Terra», celebrada en el hotel Bela Fisterra. En ella tomaron parte finalmente nueve profesionales, alumbrando un debate que nace como semilla para pasar a la acción: repensar la Costa da Morte y trazar el plan de un futuro sostenible.

David Castiñeira, ingeniero químico, expuso la singularidad de la que hay que estar «orgullosos», pero también habló de cambiar la mentalidad minifundista por las «sinergias». Llamó a explotar, en el buen sentido, la singularidad, a atraer talento emigrado, gente nueva... Francisco Blanco, reumatólogo ceense, llamó a ir más allá del turismo, además de a mejorar este, y animó a buscar fórmulas que generen riqueza. Sobre todo, a generar conocimiento. El historiador muxián Antón Castro apreció que es fundamental «vender singularidade» en lugar de «un sistema homologado internacional», y llamó a apostar por un turismo cultural que pasa por la educación (también de los políticos) y por la recuperación de la memoria: «Saber de onde vimos»: ¿Qué fue del concepto romería? ¿Que será de los secaderos de congrio?

Apeló, también, a recuperar la conciencia estética en el feísmo: ahí tiene mucho que decir las intervenciones artísticas contemporáneas: «Son solucións físicas, posibles». El baiés Jorge Mira, que expuso la unidad geográfica, meteorológica y sociológica que es la Costa da Morte, resaltó que las especificidades, como el propio viento o el clima, así como las condiciones geográficas, pueden ser oportunidades «absolutas». De otro lado, salieron a relucir debilidades en servicios básicos, desde el agua a la fibra óptica, algo que requiere actuaciones conjuntas.

Pérdida de identidad cultural y falta de coordinación fueron algunos de los males que anotó el genetista Ángel Carracedo. Él llamó a «saber vender o paraíso», a lograr hacer de la comarca un área residencial con calidad de vida y medioambiental: «Atraer xente que queira vivir aquí». Todo cambio, dijo, ha de pasar por la educación, por recuperar identidad, autoestima, valores: «Temos unha solidariedade e hospitalidade únicas». La Costa da Morte «ten máis que o resto, pero non está valorado», incidió el catedrático Ricardo García. Pulsó la necesaria organización, quizás a través de un ente que requeriría de consenso y prestigio social.

«O futuro pasa pola conservación do patrimonio en diferentes dimensións, dende a enerxía ao turismo», expuso Soli Sánchez, licenciada en Políticas, consciente de que no se puede escapar de cuestiones globales, como el cambio climático. El modelo vimiancés Damián Álvarez coincidió en muchas de estas cuestiones, como la materia prima, la identidad o la ecología, y habló de márketing. Antón Pombo, periodista e investigador, propuso ecoturismo, emprender, parques naturales, potenciar recursos, cambio de concepción del Camiño y actuaciones artísticas vinculadas a la naturaleza.