Mari llevó el primer bikini de La Solana

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

FISTERRA

Licha y Mari, las hermanas gemelas del Gurugú
Licha y Mari, las hermanas gemelas del Gurugú MARCOS MÍGUEZ

«Yo debía de tener unos 16 años y como era muy echada para adelante, no me lo pensé, porque entonces los trajes de baño eran horrorosos», indica la protagonista

12 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras esperamos a que llegue la primavera y que por fin el calor se instale y haga desaparecer este virus que nos tiene a todos atormentados, mientras seguimos encerrados a la espera de saber qué nos espera, voy a contarles la historia de aquel verano en que Mari se atrevió a ponerse por primera vez un bikini. El primer bikini de La Solana. Muchos la conocerán porque ella y su hermana gemela, Licha, son un clásico coruñés. Las dos morenazas, guapísimas, con el pelo siempre tirante y unas sonrisas que las hacen destacar allá por donde van. No les voy a revelar su edad, pero digamos que Mari y Licha ya han vivido lo suyo, que tienen una familia amplia y que hay nietos grandecitos. Así que se hacen una idea de lo que pudo ser hace muchas décadas atreverse a ponerse por primera vez un bikini en aquella piscina.

La Solana se inauguró en 1942 y desde entonces son muchísimos los que se han aletargado en esos paredones que recogen mejor que ningún otro lugar la temperatura. Mari y su hermana se ponían con su madre en ese hueco solanero al que daban las puertas de la lavandería del Finisterre, y allí se cobijaban entre chapuzones y risas de verano como han hecho generaciones de coruñeses que se han apropiado durante años del mismo lugar privilegiado.

No quiero despistarme del tema, porque Mari me lo contó con la precisión que necesita una historia llena de detalles. «Yo debía de tener unos 16 años y como era muy echada para adelante, no me lo pensé, porque entonces los trajes de baño eran horrorosos. Recuerdo que me puse aquel bikini amarillo y me dio igual lo que pudieran decir de mí», apunta quien siempre ha sido avanzada en cuestiones de moda: turbantes, vestidos de croché y cualquier completo los lució como nadie. Su hermana Licha dice que ella era más tímida y que en aquel momento le dio mucha vergüenza ponerse en bikini y liderar el movimiento de libertad con el desparpajo de su hermana, pero eso sí, cuando su tío les trajo de América unos bañadores enteros de raso (también amarillos), las dos no dudaron en vestirse a la par. «Es que los que había antes eran feísimos, este nos marcaba estupendamente el cuerpo», recuerda Mari, que supo de casualidad hace poco el impacto que había causado su bikini. «Me lo confesó un maitre del Finisterre que ahora ya está jubilado. Al parecer, los camareros que trabajaban con él se asomaban a las ventanas para verme en bikini», se ríe. Porque ella era tan jovencita que en aquel ambiente llegó a enseñarles a nadar a algunos de aquellos camareros.

Me las imagino en esa época porque aún hoy llaman la atención. «Ya lo dijo un día el dueño de la Farmacia Villar (el padre) -me advierten-: «No has visto Coruña, si no conoces esta farmacia y a las gemelas». Yo tengo la suerte de quererlas.