La injusticia cometida con el exalcalde Pedro Paz Rodríguez

Luis Lamela García

FISTERRA

FRANCISCO MUÑIZ

Crónica histórica | Al regidor republicano elegido en 1931 le retiraron por error la calle que el Concello le concedió en 1955

30 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Pedro Paz Rodríguez fue alcalde de Fisterra en los primeros tiempos de la Segunda República. Falleció de forma prematura en un accidente de tráfico cuando regresaba a su pueblo después de asistir a un acto en la Diputación, donde ejercía como diputado.

El pleno celebrado el 21 de noviembre de 1955, presidido por el regidor Ramón Rodríguez Lestón, designó una calle con el nombre de Pedro Paz Rodríguez: la que sube desde la plaza de la Constitución hacia la calle de Arriba. Y la primera corporación democrática la eliminó sustituyendo su nombre por el de Alejandro Finisterre, Alejandro Campos Ramírez. «Lo que se dice desvestir a un santo para vestir a otro», manifestó el exregidor José Fernando Carrillo Ugarte en La Voz de Galicia del 31 de enero de 2007. «De manera que, en justicia, Fisterra tiene una deuda pendiente con este demócrata que dio lo más importante que tiene un ser humano, que fue dar su vida al servicio de su pueblo y a quien injustamente se le ha condenado al olvido», dijo Carrillo protestando que lo hubiesen dejado en un interesado olvido.

Pero, ¿quien fue ese alcalde fisterrán que la actual democracia le privó de memoria? Las primeras noticias de Pedro Paz son de marzo de 1899, con 19 años, cuando sus padres denunciaron su desaparición y las autoridades ordenaron su búsqueda y captura.

Pedro Paz nació en Fisterra en 1880 y años después, en 1931, era ya un rico propietario de la pequeña burguesía fisterrana. Vivía en sus posesiones de O Prado junto con sus hermanos Juan, corresponsal en Fisterra de la Voz de Galicia; Julita, viuda del exalcalde y fomentador catalán Joaquín Carbonell Sagristá, y Pía.

Buena acogida

Pocos días después de proclamarse la República, en abril de 1931, Pedro Paz Rodríguez tomó posesión como miembro y presidente de la gestora municipal nombrada por el gobernador civil. Estaba acompañado por Juan López García. «Ha sido muy bien acogida por el vecindario de Finisterre la designación de los prestigiosos convecinos don Pedro Paz Rodríguez y don Juan López García para constituir la Comisión gestora de este Ayuntamiento. Los designados son personas de hondo arraigo democrático, de extensas relaciones en la comarca, de una gran popularidad en la misma», decía La Voz.

Celebradas unas nuevas elecciones el 4 de junio de 1931, fueron elegidos catorce nuevos concejales, entre ellos Pedro Paz y Cipriano Fernández Brage. Y en la votación para alcalde, trece lo hicieron a favor de Paz. Funcionaron perfectamente las redes sociales y políticas construidas a su alrededor y las de su partido, Izquierda Republicana. Comenzó así a gobernar el pueblo y creó ilusiones nuevas. Y, poco después, el Gobernador civil le eligió para la comisión gestora de la Diputación en representación del distrito Negreira-Corcubión.

En mayo de 1931, con motivo de su nombramiento como diputado provincial, un grupo de amigos le ofreció un banquete en gratitud por su gestión en la alcaldía. Había más de un centenar de comensales. En la sobremesa, varios asistentes pusieron de relieve «la brillante actuación del señor Paz Rodríguez al frente del Ayuntamiento» y detallaron las mejoras ya conseguidas para Fisterra.

Murió como consecuencia de las heridas sufridas en un accidente en A Laracha

Consciente de la necesidad de aportar soluciones, en noviembre de 1931 Pedro Paz participó en la asamblea de la playa de O Ézaro (Dumbría) para gestionar la construcción del puente sobre el río Xallas. Asistieron varios alcaldes y representaciones de los partidos judiciales de Corcubión, Noia y Muros, además de las directivas de los comités del Partido Radical del área de Corcubión, de la UGT de Cee, presidentes de sindicatos agrarios y pósitos de pescadores y otros conocidos personajes de la época.

El corcubionés Pepe Miñones, el alcalde de Noia, Germán Vidal; el de Cee, Segundo Trillo, y el fisterrán Pedro Paz pronunciaron sendos discursos en los que expusieron la trascendencia de la mejora y decidieron designar el comité que llevaría las gestiones hasta conseguir la construcción. Estaba formado por los regidores de Cee, que era el presidente, Corcubión y Fisterra. También comisionaron a Pepe Miñones para redactar una memoria que firmarían los mandatarios locales y entidades de la zona para entregar a los representantes en Cortes, al Consejo Superior de Obras Públicas, a la Jefatura de Puentes y Cimentaciones y a cuantos que pudiesen empujar el proyecto. Y, tercera, recabar del gobernador civil, la Diputación y la prensa el apoyo para una mejora que hacía 27 años que esperaban.

Meses después, el 9 de septiembre de 1932, ya con 52 años, Pedro Paz contrajo matrimonio con la fisterrana Amelia Castro Cerdeiras en la iglesia de Santa Lucía, de A Coruña, en una ceremonia con Francisco Esmorís Recamán de padrino, por parte de la novia, y la hermana del novio, Julita Paz, viuda de Castomelle, de madrina. Pasaron a residir a la calle de la República, en Fisterra.

Choque

En aquel año y medio había reforzado su afán por dar la batalla diaria en favor de Fisterra y sus gentes. Un mes después, a las cuatro de la tarde del 15 de octubre, y tras asistir a una reunión en la Diputación, Pedro Paz salió de A Coruña en una camioneta conducida por su vecino Ramón Martínez Cartamil. Y, cerca de Laracha, el automóvil chocó de frente y de forma brutal contra un camión cargado con materiales de construcción y quedó partida por la mitad. Al poco tiempo pasó el alcalde de Carballo, José Monteagudo, compañero de Pedro Paz en la Diputación. Lo recogió y lo condujo a una clínica carballesa para hacer las primeras curas. El herido sufría el desgarro del brazo derecho, contusiones en diversas partes del cuerpo y desprendimiento del párpado del ojo derecho. Un sobrino pronto lo recogió en Carballo para trasladarlo a un sanatorio de Santiago. Pese las atenciones recibidas, su estado se agravó y cuando ya no permitía abrigar esperanzas de mejora fue trasladado a su domicilio.

Fue atendido en Fisterra por sus amigos Desiderio Paz Figueroa y Francisco Esmorís Recamán, Pedro Paz no tardó en fallecer. A las 24 horas del 19 de octubre de 1932 perdió su última batalla. Causa de la muerte: fractura de la base del cráneo y bronconeumonía traumática. Una vida cortada, un proyecto noble malogrado para siempre, un definitivo revés cuando iniciaba un camino en la política y un matrimonio que la muerte rompió. Después, solo fue un funeral y un terremoto para la esposa empujada a emigrar a la Argentina con una herida apenas cicatrizada y muchos sueños perdidos.

Prematura

La prematura muerte del alcalde fisterrán y el final de su recorrido político en la apasionante etapa fundacional de la democracia republicana española impidió poner en valor sus importantes iniciativas y proyectos.

De toda esta historia me queda un regusto agridulce: la actuación de la primera corporación democrática fisterrana -franquistas (aún no) reciclados-, presidida por Valentín Castreje Lizancos, que echaron de forma consciente o inconscientemente una paletada de cal viva a la memoria de un alcalde republicano, al que empujaron para que durmiese en el purgatorio del olvido. Sin duda alguna, un acto de enorme injusticia.

Sí hubiesen consultado con Alejando Finisterre -que no le consultaron-, seguro que no aceptaría sustituir el nombre de Pedro Paz por el suyo. Estoy convencido.

Llevó a 150 vecinos hasta A Coruña para recabar ayudas para varios proyectos

No obstante, Pedro Paz no lo tuvo fácil en el Concello. Sufrió tropiezos, zancadillas y lidió con clichés heredados de corporaciones anteriores. Pero pronto dio muestras de una indudable solvencia. Ambicionaba ir más allá de los fuegos artificiales. En agosto de 1931 organizó una comisión de representantes del municipio (150 personas de todas las clases, aunque pescadores en su mayoría) para acudir en automóviles y autobuses a A Coruña. Con él al frente iban también el médico Francisco Esmorís, varios concejales y otras personas de notoriedad y simpatía en la villa del Cabo. Comenzaron la visita en la Diputación, donde fueron recibidos por Alfredo Somoza, su presidente, y por Julio Wonenburger y Arturo Taracido, diputados.

El alcalde fisterrán agradeció que hubiesen otorgado 4.000 pesetas para la construcción de un nuevo cementerio, así como las gestiones de Somoza para el estudio de un muelle. También pidió la construcción del camino vecinal de Duio a Vao-Silveira para dar vida a los alrededores de aquellas aldeas. Y, después de visitar a diversas autoridades para pedir mejoras para el pueblo y los pescadores, regresaron al pueblo a media tarde.