Salustiano Ballón, de Fisterra a Argentina siendo todavía muy joven

Luis Lamela

FISTERRA

CEDIDA POR LUIS LAMELA

GALERÍA DE EMIGRANTES | Una nueva entrega de las crónicas históricas de Luis Lema

06 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Al marchar del pueblo, cuando los fisterráns emigraban para la Argentina, cantaban una copla que decía: «Adiós Finisterre alegre, la popa te voy virando, la salida es ahora, la vuelta sabe Dios cuándo».

A finales del siglo XIX se produjo la mayor avalancha de emigración española, cuando un gran número de españoles llegó a Argentina, Uruguay y Brasil, en una época de extraordinaria bonanza económica para el Cono Sur americano.

Y en esta época fueron también muchos los individuos nacidos en el municipio de Fisterra que emigraron, o escaparon de la pobreza, para la Argentina. Es difícil encontrar en ese pueblo alguna familia que no posea uno o más de sus miembros residiendo en el país austral. Y la inmensa mayoría de los que emigraron se dedicaron a lo que más -y mejor- sabían hacer: a trabajar en la industria relacionada con el mar; pero no todos.

Otras actividades

Otros, los menos, se dedicaron a actividades muy diferentes: fue el caso de Salustiano Ballón, un hombre que nació en Fisterra el 13 de septiembre de 1878 y emigró muy joven para la Argentina. Salustiano estuvo casado con Peregrina Riestra -originaria también de la localidad del Cabo, nacida el 6 de septiembre de 1882- y en tierras australes se convirtió en propietario de un negocio de exportación de frutos del país.

También desempeñó un importante cargo dentro de la junta directiva de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, indicativo de la privilegiada posición social y económica conseguida en su aventura migratoria.

Y, que sepamos, Salustiano Ballón (en la imagen, publicada en la revista Alborada) dejó seis hijos: Alfredo Modesto, nacido el 4 de febrero de 1906 en Buenos Aires y dedicado profesionalmente a la Banca; Carlos Ernesto, nacido en 1914; Arturo Pedro....

El fisterrán Salustiano Ballón fue de esos emigrantes que fallecieron de forma prematura: el 4 de enero de 1926 en Buenos Aires. Contaba con 46 años.