Varias aves petroleadas ponen de manifiesto de nuevo los sentinazos

j. v. lado / t. longueira CEE / LA VOZ

FISTERRA

Recuperan con vida en el puerto de Fisterra un arao que será tratado en Oleiros

13 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni son historias de los tiempos del Prestige ni pertenecen a otra época en la que, supuestamente, no existía la conciencia ambiental que se presupone hoy más extendida a nivel social. Los sentinazos siguen a la orden del día, sin que nadie pueda saber a ciencia cierta su alcance, y de vez en cuando dejan visibles algunas muestras que evidencian la proliferación de desaprensivos en el mar.

Las costas da la comarca de Fisterra han sacado a la luz en los últimos días varios ejemplos: una gaviota tridáctila (Rissa tridactyla), dos más comunes (Larus canus), que aparecieron en Lires la semana pasada, y el último ejemplo ayer en Fisterra; un arao (Uria aalge) que apareció en el puerto manchado de chapapote y, por tanto, imposibilitado para volar.

Ejemplar que, por el momento, ha tenido suerte y emprendió camino ayer mismo por la tarde hacia el Centro de Recuperación de Fauna Salvaxe de Oleiros, en la comarca de A Coruña. Según explicó el teniente de alcalde fisterrán, Xan Carlos Sar, apenas tardaron una hora desde la llamada hasta que pasaron a recogerlo los agentes medioambientales de la Xunta, que son los que, en colaboración con el centro, se encargan habitualmente del traslado de este tipo de animales.

«No porto non había mancha ningunha e, ademais, non é aceite nin gasoil. Vese que é de chapapote», detalló Sar, para dar a entender que no se trata de un vertido de los que también se producen por parte de embarcaciones pequeñas en el entorno de la comarca, sino, con toda probabilidad, el producto del derrame o la limpieza de los tanques de un buque de mayor porte, que son los que, o bien transportan fuel o simplemente lo utilizan para propulsarse.

El ornitólogo Fernando Pereiras de la Cal, aficionado al estudio y la divulgación sobre las aves de la Costa da Morte, explica que él mismo tuvo ocasión de ver las gaviotas manchadas de Lires y otro compañero le informó de la tridáctila también afectada. «La mayoría de las aves del mar, las que llamamos pelágicas se alimentan en los afloramientos, que es donde surge más plancton y micro plancton. Por ejemplo en la zona del cantil [el límite de la plataforma continental, a unas pocas decenas de millas de tierra]. El gasoil y el aceite, relativamente, apenas les afecta al plumaje, pero las manchas de fuel sí, porque no consiguen despegárselas. O bien se posan sobre ellas o se sumergen y, al salir, quedan impregnados», detalla el especialista.

Pereiras incide en que la gran mayoría de estas aves siguen a los barcos a partir de la señal que para ellos son las gaviotas. En esta época del año los araos empiezan a pasar hacia el sur. «Se pueden ver desde Touriñán con unos prismáticos, porque van desde a unos 200 metros hasta a 15-20 millas, depende de los vientos. Cuando un animal está afectado lo busca es refugio», concluye para evidenciar que el caso coincide con ese comportamiento.

Un cisne cantor y un jabalí, muertos en Mar de Fóra

Si el arao tiene muchas posibilidades de salvarse otra ave migratoria recogida también ayer en Fisterra corrió peor suerte. Se trata de un cisne cantor, que estos días fueron noticia por lo inhabitual de que se acerquen hasta la zona, que apareció muerto en la playa de Mar de Fóra. Además, con varios agujeros que, según varios testigos, podrían corresponderse con impactos de perdigones, ya que el animal se veía bien alimentado y no parecía enfermo. De ahí que el Concello de Fisterra haya pedido copia de la necropsia, porque si se confirma ese extremo pretende ponerlo en conocimiento de la Xunta.

A Pereiras no le extrañaría que así fuese, pero apela a la cautela «porque el 30 o el 40 % de estos animales que llegan hasta aquí mueren, bien porque son juveniles que se pierden o se separan del grupo, porque se rompen un ala...»

La cosa ni siquiera queda ahí, porque además del cisne, en el propio arenal de Mar de Fóra apareció también muerto un animal todavía más sorprendente en esos ambientes, un jabalí.

Además, justo en un momento en el que el Concello pretende tener identificadas las fechas de las batidas para evitar incidentes con las personas que usan los mismos espacios para pasear.