«El arte mueve mucho dinero, pero meter un pie en el mercado no es fácil»

P. Blanco, M. López CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

MANU NEGREIRA

Tras varios años residiendo en Padrís (Fisterra), el artista David de Lorenzo se muda ahora a Madrid

21 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Si han pasado este verano por el faro Vilán de Camariñas habrán podido ver a un artista creando en directo. Era David de Lorenzo (Madrid, 1977). Pintaba allí mismo sus acuarelas, paisajes marinos en gran medida. La experiencia, probablemente la primera de este tipo en un monumento como este, acabó el sábado, y la valoración es sumamente positiva por su parte. Salvo una pequeña salida en junio y otra en agosto, trabajó ininterrumpidamente. Vive David un momento especial, un cambio de etapa: atrás quedarán varios años residiendo en la aldea de Padrís (Fisterra). Se va ahora con la satisfacción de la buena acogida de turistas y visitantes: «Va siendo hora de que vendamos nuestro arte al exterior», decía jornadas atrás. Una oportunidad, pues, para repetir. También el faro de Fisterra conoce su obra, pero en otras circunstancias, a modo de exposición. Hace cosa de año y medio pasó asimismo por la Fundación Araguaney. Continúa avanzando.

-¿Cuál es su valoración de este paso por el faro camariñán?

-Me voy encantado. Había mucho movimiento en el faro estos meses y con visitantes de muy distintos puntos del territorio. Gente con un ambiente de verano y con el tiempo necesario para ver cuadros o para hablar. Fuera del faro hace mucho viento, pero se brindaron [asociación de empresarios y farera] a dejarme pintar dentro, allí en un sitio en el que no estorbase mucho [ríe].

-Un privilegio pintar en un faro como el Vilán, ¿no le parece?

-Es, realmente, un entorno muy agradable. La luz... Todo lo que he ido pintando lo he ido subiendo a Instagram: allí pueden verse, unas cosas se han vendido y otras no. Siempre hay alguien que se encapricha de alguna obra.

-Ha expuesto en A Coruña, Santiago, Madrid... ¿Qué tiene entre manos ahora mismo?

-Pues ahora tengo el plan de irme a Madrid, con todo el equipo. En A Coruña tengo un pequeño acuerdo con la galería Xerión, para llevar parte de mi obra. Mi idea es conectar con alguna galería más: aquí trabajo con Stoupa (Cee), como algo simbólico.

-¿Deja también su estudio en Cee, entonces?

-Sí, ya hace un tiempo que lo dejé, de ahí que estuviese en Vilán.

-¡Qué cambio! De la aldea de Padrís a la ciudad, de nuevo.

-Totalmente, y en realidad es como un poquito obligado. No es lo que más me apetezca ahora mismo, pero también es verdad que estoy motivado al cambio. Quiero entrar en contacto con el mundo, con este mundo, establecer lazos comerciales...

-¿Se va de la Costa da Morte con buen sabor de boca?

-Con un sabor de boca extraordinario. A miña avoa y mi padre son de A Ponte do Porto, y yo volveré de vez en cuando. Será menos, como visita, y por temporadas, pero seguiré viniendo.

-¿Es difícil vivir del arte?

-Diría que como para cualquier persona o empresario que tiene que luchar por su negocio. Hay que meterle horas. No es como si vendiese jamones o cerveza, mi trabajo es más sutil y el mundo de arte, digamos que raro. ¡No te imaginas el dinero que mueve del arte! Las fortunas más grandes del mundo invierten en él y es un mercado que va al revés de todo. Es una corriente de pasta muy fuerte, pero meter el pie ahí no es nada fácil, es complicado.

-Desde Madrid quizás le resulte más fácil. Como usted decía, establecer lazos comerciales.

-Puede ser, aunque también diría que Madrid es un poquito como una tierra de lobos. Quiero exportar Galicia a Madrid. Me presento con otro tipo de obra, una obra más simple, por así decirlo, más vendible. Sí, quizás sí.