Abandonado a la buena de Dios

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CRÓNICA

FISTERRA

17 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La Federación Galega de Fútbol tiene un representante específico y una sede permanente, en Baio, para gestionar y tramitar todo lo referente al fútbol de la Costa. Sin embargo, un sector de la relevancia del turismo continúa abandonado a la buena de Dios y a la espera, por lo que se ve, de tiempos mejores, si es que vienen.

Siendo el segundo destino preferido por los que vienen a Galicia, por detrás de Santiago, para disfrutar de sus vacaciones y con las sensaciones tan buenas que deja cada año la marca Costa da Morte en Fitur es incomprensible que no exista un profesional que se encargue de forma exclusiva de coordinar a las Administraciones y entidades privadas y públicas para poner el valor este activo.

A bote pronto se me viene a la mente las visitas guiadas a los faros, que han quedado suspendidas sine die. El último en echar el cierre fueron los responsables del Faro Vilán. Y eso que hay precisamente una Ruta dos Faros que mueve cada año miles de senderistas y amantes de la fotografía. Pero nadie, absolutamente nadie, ha realizado una propuesta seria para revitalizar los faros. Los concellos, todos en general, hacen la guerra por su cuenta. Con lo fácil que es organizar una reunión y buscar una solución consensuada. Neria ejercía en su momento esa labor, pero ahora está en la ruina. La CMAT no parece haber cogido el relevo, pese a que muchos concellos se han adherido a esta iniciativa. Existen propuestas para abrir hoteles y cafeterías, como la que realizó el gerente de un cámping en Barbanza para hacerse con la gestión de faro de Corrubedo, la oferta del empresario Jesús Picallo, quien ya tiene la gestión del Semáforo de Fisterra, para llevar las riendas del de Lira para habilitar un hotel. ¿De verdad, la solución pasa inexorablemente por la privatización de estos espacios públicos? ¿No hay nadie capaz de buscar una alternativa de carácter pública? No será por visitantes, porque asociaciones y concellos se enzarzan año tras año en guerras de cifras. Si tal faro recibe 20.000, el mío, 30.000. Eso sí, todos cerrados a cal y canto.

El turismo sigue de capa caída. Nadie quiere coger el timón y enderezar el rumbo. Y no será por sello propio: Costa da Morte, una marca que ya quisieran para sí en otros lugares. Pero falla lo primordial, la coordinación. No se está hablando de gastar miles de euros. Simplemente de contratar a un profesional que se encargue de establecer estrategias y coordinar. Recursos hay para dar y tomar, otras muchas partes del mundo que sí espabilaron mucho antes y supieron gestionarlos. Turismo sí, pero del paisaje sin más no se vive. Al visitante, cada vez más exigente, hay que ofrecerle algo más.